Lo que son las palabras y lo que la tecnología se ha
encargado de modificar en el lenguaje, sin mencionar a los gringos que todo lo
redujeron a siglas.
Una nube era una nube que podía ser nimbos o cirrus y
otras formas más. En algún momento se convirtió en estado mental, como aquella
de andarse por las nubes. También pasó a ser un tumulto, como la nube de
hormigas o de polvo. Hasta una nube en el ojo, para no decir catarata, que no
es la caída de agua.
Y ahora que lo escribo, la evolución idiomática parece
que va en evolución, muchas veces causando revolución.
Como sea, al mencionarse la nube hoy en día todos piensan
en todo menos en las nubes, en primera instancia se relaciona actualmente con
el internet (difusa noción que ya es aceptada y de común mención), lo que
resultó en toda una metáfora (enseña el mismo internet: Traslación
del sentido recto de una voz a otro figurado, en virtud de una comparación
tácita, como en las perlas del rocío, la primavera de la
vida o refrenar las pasiones. O La nube no es una entidad física, sino una red enorme de
servidores remotos de todo el mundo que están conectados para funcionar como un
único ecosistema. Estos servidores están diseñados para almacenar y administrar
datos, ejecutar aplicaciones o entregar contenido o servicios, como streaming
de vídeos, correo web, software de ofimática o medios sociales), una
mentira ingeniada porque en la nube no hay información, me refiero a los
cielos, como comúnmente relacionamos, a pesar de que juremos y rejuremos que la
información está custodiada en ese espacio, pero no está ahí, a pesar de lo que
llegamos a creer, porque no hay una nube llena de computadores que realmente
están aterrizadas en diversos parajes de este planeta tierra y que a pesar de
estar bien custodiada -o al menos eso creemos- puede perderse en cualquier
momento por la lluvia de hackers que proliferan.
Y
eso me lleva al meollo idiomático: base de datos nativa en la nube. La frase, a
primera vista me hizo pensar en los indios lanzando señales de humo que usaban
para que de las nubes saliera agua. Cosa de nubes y de lluvia de ideas. La nube es una metáfora para designar
una red mundial de servidores remotos.
Con todo, parece un loco sueño, un juego de palabras en
el que hay que confiar, pues así están las cosas.
Imagíname; yo no existiré si tú no me
imaginas. Vladímir Nabokov.
Tomado de Facebook
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