miércoles, 5 de junio de 2024

BASE NATIVA EN LA NUBE

            Lo que son las palabras y lo que la tecnología se ha encargado de modificar en el lenguaje, sin mencionar a los gringos que todo lo redujeron a siglas.

             Una nube era una nube que podía ser nimbos o cirrus y otras formas más. En algún momento se convirtió en estado mental, como aquella de andarse por las nubes. También pasó a ser un tumulto, como la nube de hormigas o de polvo. Hasta una nube en el ojo, para no decir catarata, que no es la caída de agua.

             Y ahora que lo escribo, la evolución idiomática parece que va en evolución, muchas veces causando revolución.

             Como sea, al mencionarse la nube hoy en día todos piensan en todo menos en las nubes, en primera instancia se relaciona actualmente con el internet (difusa noción que ya es aceptada y de común mención), lo que resultó en toda una metáfora (enseña el mismo internet: Traslación del sentido recto de una voz a otro figurado, en virtud de una comparación tácita, como en las perlas del rocío, la primavera de la vida o refrenar las pasiones. O La nube no es una entidad física, sino una red enorme de servidores remotos de todo el mundo que están conectados para funcionar como un único ecosistema. Estos servidores están diseñados para almacenar y administrar datos, ejecutar aplicaciones o entregar contenido o servicios, como streaming de vídeos, correo web, software de ofimática o medios sociales[1]), una mentira ingeniada porque en la nube no hay información, me refiero a los cielos, como comúnmente relacionamos, a pesar de que juremos y rejuremos que la información está custodiada en ese espacio, pero no está ahí, a pesar de lo que llegamos a creer, porque no hay una nube llena de computadores que realmente están aterrizadas en diversos parajes de este planeta tierra y que a pesar de estar bien custodiada -o al menos eso creemos- puede perderse en cualquier momento por la lluvia de hackers que proliferan.

             Y eso me lleva al meollo idiomático: base de datos nativa en la nube. La frase, a primera vista me hizo pensar en los indios lanzando señales de humo que usaban para que de las nubes saliera agua. Cosa de nubes y de lluvia de ideas. La nube es una metáfora para designar una red mundial de servidores remotos.[2]

             Con todo, parece un loco sueño, un juego de palabras en el que hay que confiar, pues así están las cosas. 

Imagíname; yo no existiré si tú no me imaginas. Vladímir Nabokov.[3]

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