Quién lo hubiera creído. Comencé el blog el 22 de abril
de 2016, es la fecha de la primer publicación, al descubrir que había opciones
para matar el tiempo, para escribir sobre las cosas que mi mente ocupaba,
estando desocupado.
Y con estas
palabras inicié esta travesía: A diario, mi mente
vuela, porque vio, oyó o sintió algo que le conmovió, que le ofendió, que le
agradó, que le generó algún sentimiento, positivo o negativo, poco importa,
simplemente esa acción me ha dado pie a desear escribir, sobre lo humano y lo
divino, siendo indistinto el tema, su óptica o sus consecuencias. Es así como ya
libre, si ello es posible, del que dirán, de la palmada en el hombro, de la
rechifla y aún del odio, me ha dado porque esos pensamientos adquieran vida, se
transformen en ideas escritas, que se plasmen a un papel imaginario como el
mismo Internet, para que puedan ser leídos por quien quiera leer, sin ánimo de
generar controversia o aceptación, porque, por esencia, serán mis propios
pensamientos, pensados en mi propia intimidad, tratando de decir con ello que,
en últimas, no me interesa lo que pueda pensar quien los lee, si los comparte o
si se siente ofendido con ellos, poco me interesa, aunque resulta claro, en
todo caso, que el hecho de compartir y, de ser el caso, generar sentimientos de
cualquier tipo, será mi deseo oculto de dar a conocer una faceta que pueden no
conocer de mí mismo o, el deseo de ser reconocido, si así se quiere. En una
palabra, el deseo de trascender?
Y sin darme cuenta llegué a las mil publicaciones (ésta
es la mil una). Ocho años y cerca de dos meses dándole tres veces a la semana más
o menos, páginas y páginas escritas, reunidas hasta ahora en siete tomos que
tal vez por vanidad andan publicados en Amazon (cuando es gratis por qué no
aprovechar la oportunidad, me digo), mucha tela cortada, miles de palabras
expresadas, muchos sentimientos reflejados, rabias invocadas, intrascendencias
a granel, pero sin darme cuenta llegué a mil, sí, a mil pasó todo este tiempo
si se ve en retrospectiva, toda una evolución y así es, nada más mirar las
primeras publicaciones, un tanto largas que de pronto terminaban aburridoras,
para luego pasar a la concreción, pudiéndose haber dicho algo más. De pronto
termino escribiendo con mayor concisión, uno nunca sabe.
Debo darme por satisfecho ante este logro, todo debido al
aburrimiento y a una forma de salir de él, bastante edificante, por demás.
De todo lo que hacemos en esta vida, de todo lo
que pensamos, ¿cuánto elegimos y cuánto nos cae encima?
Quino. Tomado de Facebook
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