miércoles, 27 de noviembre de 2024

DE QUÉ ME ARREPIENTO

                Había sugerido un listado de lo que me molestaba. La semilla quedó sembrada y por cualquier razón, por desocupado supongo, me dio por pensar de qué me arrepentía en la vida. Cambié la molestia por el arrepentimiento, para ver hasta dónde llegaba.

                 En mi cabeza empezaron a surgir las diversas etapas de mi vida, especialmente la ocurrida después de la adolescencia -iba a decir que de mi madurez inicial pero algo me dijo que si alguna vez maduramos, partiendo de la base de que me refiero a un período de mi vida, madurez podría no ser un término preciso-.

                 Y pensaba con esto si valía la ,pena hacer un listado de las cosas por las cuales me arrepentía, no sé si ya en mi madurez, si es que algún día maduramos.

                 Porque el listado de cosas (no de arrepentimientos) podía ser tan larga como el listado de las que me podían molestar y dejé por unos momentos divagar mi mente -con lo difícil que me cuesta- y pasaron muchos años por mi mente, pasaron situaciones con su consiguiente circunstancia y pasaron por mi recuerdo casi cincuenta años de mi vida, en las que sucedieron cosas que pudieran llevar a considerar que ameritaban el arrepentimiento, tantas cosas que pasaron…

                 Sí, tantas cosas pasaron, como han pasado los años y ya en esta vejez me veo rodeado de recuerdos, un listado imaginario hice respecto de cada uno de ellos que por mi misma expresión expresaba rechazo, resignación y una que otra pícara sonrisa que a las claras me delataban y que claramente decían que no había arrepentimiento alguno, porque los goce.

                 Como sea, todo este discurso me llevó a pensar que sería tiempo perdido si me ponía a hacer tal listado -igual que el otro propuesto-, por una sencilla razón, para bien o para mal, las situaciones se presentaron, sucedieron las cosas y ya hoy sería como llover sobre mojado, pues qué interés habría para ponerle el calificativo de arrepentimiento, si lo pasado pisado y hoy solo puedo pensar en ello como una experiencia más de vida y mal podría arrepentirme hoy de la vida que hasta el momento he llevado.

 

pero nunca había sido muy expresivo ni muy dado a las muestras de cariño; él venía de una época en la que los gestos se economizaban: pocos besos, pocos abrazos.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Por encima de la lluvia. Víctor del Árbol Romero.


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