La ley, por principio debe ser
justa, o eso es lo que creería cualquier persona. Naturalmente son meros sueños
que como sueños, sueños son.
Y cuando es copia de otro
sistema, totalmente diferente como es el inglés o el gringo respecto del
nuestro, hacen de él una copia odiosa.
Pienso en un ejemplo. Existe un
pícaro robando dineros estatales, directa o indirectamente (pidiendo su tajada,
adjudicando a su amigo y demás variedades posibles). Por cualquier
circunstancia que el hecho llega a oídos de la justicia (porque lo delatan, por
denuncia o porque por incumplido sus compinches lo soplan) lo cogen (en
flagrancia o con pruebas que lo delatan) y con pruebas suficientes, repito, qué
sucede? Antiguamente terminaba clavado y medianamente rápido. Hoy, el pícaro
confiesa y dice que se arrepiente (cuando no dice que no sabía) y con eso ya de
entrada tiene una rebaja de la pena; además promete (digo promete) que va a
devolver todos los dineros ilícitos, no todos pero alguito porque tiene que
guardar para el futuro y los gastos de abogados y sobornos, para colmo de males
y con eso obtiene otra rebaja adicional; denuncia a sus cómplices (a pesar de
que generalmente es también el autor intelectual) y con eso obtiene otra
rebaja, con lo cual ya lleva un buen camino recorrido y si tiene un abogado
perro (nótese que no digo un buen abogado) al que le pueda pagar lo que cobra
(no importa si el pago de honorarios se hace con plata ilícita, ya que ese es
un detalle menor, para ese abogado), de esos letrados que saben cómo se dilata
un proceso, por cualquier medio, legal o ilegal, para obtener arresto
domiciliario o encierro en una base militar (por las conexiones del delincuente
o del abogado que sabe subir adecuadamente los honorarios). Si a eso se le
suman los acuerdos anticipados con la fiscalía, obtiene otra rebaja de pena,
sitio de reclusión, etcétera, etcétera por lo que la pena se va diluyendo
notoriamente, sin mencionar las posibilidades de dar con un juez caritativo (de
aquellos que abundan, que arreglan todo, ya sabemos a qué nos referimos, aquí
sí cabe el eufemismo), que eventualmente puede declararlo hasta inocente (como
el caso que hace poco declaró inocente a un diplomático que llevaba en la
maleta una buena cantidad de droga pero argumentó que no era de él sino que se
la pusieron…)
De esta manera, con el llanto en
mis ojos y el corazón compungido llego a la conclusión de que ser hampón sí
paga, pues con lo robado alcanza, como dije, para pagar honorarios y otras
costas, para aceitar la maquinaria de la justicia, devolver un poquito de lo
robado y le sobra para continuar con su vida, tal como se ha visto en los
últimos tiempos e igualmente demuestra que la ley no es justa y que además, las
malas copias no resultan buenas para todos.
Esta es la sensación de mal
sabor que me ha quedado en casos como el de los Nule, el del exalcalde que
murió en la cana (al menos eso hizo bien), el de la unidad de riesgos y otros
tantos, que mis ojos llorosos y mi corazón compungido reconocen que este es el
país que me merezco, por güevón, claro está.
… le encanta exponer sus ideas oralmente. Las
palabras cobran vida cuando se pronuncian.
Tomado de Facebook
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