Hay
días en que son locos, que no son lo que previamente fueron programados, no
siguen el libreto que previamente se había escrito, no hacen caso, es decir,
toman su propio rumbo.
Que
era para la derecha, pues no, tenía que ser para la izquierda; que dos pasos
adelante, pero no, dos para atrás y uno adelante y otro al lado, a su propio
paso.
En
un día planeado, bueno, no tan planeado, como cualquier día pero con una imagen
previa de lo que iba a ser, sencillo, hacer esto y luego lo otro con un clima
medianamente predecible y después ir allí, pasar por allá, retomar el camino y
terminar el día, sin sobresaltos.
Pero
hay días como éste que no se acomodan al libreto, hizo los cambios sin
advertencia y sin anuencia del libretista, se acomodó como quiso, pero he de
confesarlo, hizo lo que quiso sin mi querer, pero me tocó acceder, si no el día
hubiera sido diferente, como cualquier otro día, bien diferente.
Hace tiempo que Keller
opina que hay que ser afortunado para ser bueno, pero no hace falta ser bueno
para ser afortunado. Aunque a veces la suerte
está de tu parte. No tiene nada que ver
con lo que hayas hecho o no hayas hecho, y puede llegar de los lugares más
inesperados.
Si no fuera por la mala
suerte no tendría ninguna suerte.
Tomado de Facebook
464855679_1104278211254436_5743398607544982164_n
No hay comentarios.:
Publicar un comentario