Todos vivimos al filo de la navaja, oí en Chicago Med.
Pero no la
vemos, nos negamos a saberlo, como protección contra el pesimismo, supongo.
Hay cosas
en que es mejor no pensar, es mejor ignorar para sobrevivir de mejor manera.
Nos
levantamos, eso lo sabemos con seguridad (al menos en el momento de ejecutar el
acto), y si nos levantamos, me digo. Y desde ahí está presente pero invisible
el filo de la navaja y como es invisible no lo vemos o preferimos no verlo,
para qué sufrir por anticipado?
Definitivamente es mejor no ver ese filo, porque sin saberlo, vivimos mejor.
Las cosas se acaban mucho antes del epílogo. [1]
[1] Un millón de gotas. Víctor del Árbol
Romero.
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