lunes, 23 de enero de 2017

CON TRASTE



Hoy mi mente se ha encontrado con dos situaciones, en principio disímiles, una culta y la otra, la corriente, de juventud corriente que me han generado, además de un dolor de cabeza, esa sensación de estar en el lugar equivocado, en el mundo que ya no le corresponde a uno.

La una, en Facebook, de esas bobadas que allí suelen salir, apareció una que decía que si le daba veinte veces o más a un botón imaginario llamado bien, vería el resultado. Confieso que la curiosidad me pudo, pero equivocadamente espiché el botón de comentarios y empecé a leer los comentarios. El primero, luego el segundo, el tercero y cada vez que bajaba veía que no entendía nada de lo que estaba aparentemente leyendo y por más esfuerzo que hacía era como estar leyendo chino. Seguí bajando y resultó que todo era en un idioma moderno, juvenil, que definitivamente no entendí y me niego a entender. En este aspecto llámenme retrógrado o con cualquier calificativo que quieran, con o sin eufemismo, pero decidí que no soy de esta generación y mi plan no está en entender a la juventud ni pretender ser sus amigos, para sentirme parte de este planeta, porque en eso sí pienso que cada loro en su estaca.

Para que vean que no es ni imaginación mía ni jodentina mía, preferí tomarles una foto (mentalmente me negué a transcribirla, no podía permitir esa falacia en mi ser o que luego dijeran que yo había tergiversado, fuera de contexto, sin texto, sin vocales) y cada uno lo lea y de ser posible, me digan si soy el único que no entiende; no pasa nada si eso me dicen, así me sentiré menos loco en medio de la locura de este mundo actual.

           



                    

Me gustaría ver una ley escrita por estas generaciones, ver cómo será su correspondencia oficial, como se van a intercambiar en el lenguaje escrito. Dios me libre!

Y la otra, un artículo de opinión publicado en el Espectador que entendí no estaba dirigido a mí, al no ser tan docto como pareciera, por cuanto que odio todas las disonancias conceptuales (salvo las mías claro está) de las que se han apoderado los dotores, los peachedes y demás ilustrados que estudian tan profundo (a los cuales no pertenezco, aclaro y claro, aunque puede ser por eso que los repudio?), decía que no pueden hablar ni rebajarse a hablar en los términos normales y comunes, de la gente común (menos de la juventud de la que atrás mencioné) y encontré, en ese solo artículo, las siguientes nociones que por complicadas no dicen nada, tratando de descrestar o de hacer patente la sapiencia obtenida en lejanas universidades, lo que les da el docto derecho y la plata (Cállese, que ya está derramando mucha mala leche, me oigo decir). Sintetizo las frases, copiadas textualmente (y que no se encuentran dentro del contexto en que se dijeron, precisamente por lo altisonantes que suenan y que así quiero evidenciar):

disidencias conceptuales
constructo ideológico
transformaciones en las vastedades o limitadas extensiones
disidencias están matizadas por ese toque de anarquismo que pone en entredicho los imaginarios históricos
provocación que dé en los saltos cualitativos
avanzar hacia estadios superiores de su desarrollo, progreso y crecimiento.
individualidad anárquica y disidente de  incitar esos impulsos dialecticos que transforman la sociedad
 catalizador más visible de cuantos coadyuvan en esa alucinante empresa transformadora.
sociedades atrofiadas como la nuestra colombiana por múltiples presupuestos ideológicos, políticos, económicos, religiosos, éticos, morales, de identidad y tradición, entre tantos, cuya preeminencia e imposición determinan la acción y el pensamiento en el ámbito institucional, sea quizá la individualidad anárquica y disidente menos efectiva para los fines de alterar el statu quo propios de su esencia.
construcción de un discurso marginal desde adentro
Un discurso que, no por marginal, deja asomar cuanto de susceptible de alterar, perturbar, deconstruir, y no me gusta el término
adentro por esa individualidad disidente, anárquica, que lo propone como alternativa y herramienta útil, valida, eficaz, para mejorar lo inmediato de todo cuanto tiene, que es mucho, de incompetente e insuficiente el sistema.
sistematizado inventario de propuestas conceptuales y filosóficas unas, sociológicas, económicas, políticas y de gestión pública otras, culturales y humanísticas
sociedades atrofiadas por distintos causas, y la nuestra lo es, la individualidad disidente y anárquica desde adentro del sistema.
nomenklatura, de la cual está excluida por imposición de las élites, toda vez que la principal característica de esta en Colombia es, precisamente, la exclusión, por cuanto que sus más altos niveles y destinos está reservada a los vástagos y representantes de las élites políticas, sociales, patronales y económicas, las que mínimamente permiten la incursión de los intelectuales y de las disidencias en ese nicho dorado del sistema, del statu quo, que es aquella.
Y en concluyendo, atreverse a pensar disidente y anárquico y provocador, desde adentro

También se oye, en los párrafos transcritos, cierto dejo de discurso trotskista, camilista, comunistoide o como quiera que se defina, del de antaño, cuya idea era, al igual que el uribismo, gritar por gritar, gritar y empujar, empujar y patear. Pero suspendo mi mala leche y continúo.

Nomenclatura con k[1], eso qué es, cómo puede entenderlo una persona común y corriente como yo? Constructo ideológico? Saltos cualitativos? Etc. etc. Al leerlo, sentí que querían hacerme sentir un ignorante (no lo lograron del todo, si eso pretendían, pero sí me sacaron de quicio como lo hacen todos aquellos que pretenden derramar sabiduría con humildad, por eso tampoco soporto a aquellos que con su firma se agregan todos los títulos obtenidos, particularmente en ciencias como el derecho y las economías. Entiendo a los médicos, ellos sí se especializan en la uña del dedo meñique derecho y eso sí tiene mérito).

Y esos dilectos especializados a los que me he referido, no dicen árbol, dicen individuo arbóreo. Dios mío, a ese punto ha llegado la petulancia, por no decir la fanfarronada. Y siguiendo con mis exclamaciones y para culminar: Dios me libre de tanta sabiduría, vade retro!


(Imagen de Google)

[1] Qué ignorancia la mía, según Wikipedia: nomenklatura define una elite de la sociedad de la extinta Unión Soviética --y por extensión, a la del resto de los países del bloque comunista, formada casi exclusivamente por miembros del Partido Comunista de la Unión Soviética que tenía grandes responsabilidades como grupo humano encargado de la dirección de la burocracia estatal, y de ocupar posiciones administrativas claves en el gobierno, en la producción industrial y agrícola, en el sistema educativo, en el ambiente cultural, etc, obteniendo usualmente grandes privilegios derivados de la ejecución de dichas funciones.

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