La vida a veces te sorprende con un giro inesperado,
una sonrisa del destino. [1]
Todo lo que quieras
pedir, pídelo en mi nombre y nada te será negado.
Sueña, fíjate una meta,
ten ilusiones, deja volar tu imaginación, desea. En una palabra, ten al menos una
esperanza.
Para no desilusionarse de la vida? Para no morir
de antemano?
El sueño, la ilusión, la meta, la imaginación hermanas
del horizonte, de aquel que se ve en la distancia, pero al que nunca se llega, porque
a más acercamiento, más alejamiento y no miento, inténtelo o eso parece, pues de
pronto lo que pasa es que siempre mantiene la distancia, distante, tan solo para
verse de lejos, a lo lejos, demasiado lejos, siempre, como Moisés, que tardó cuarenta
años en llegar a la tierra prometida, pareciera que tomó el camino más largo, en
venganza porque de antemano le había sido negada la entrada, pobre Moisés, tanto
esfuerzo para nada, al menos lo inmortalizó Miguel Ángel.
Pon tu alma en el deseo,
pídeselo en silencio al universo y déjalo ir, olvídalo, ya el universo se encargará
de atender tu pedido, llenos de confianza en vos oh Señor!
(dentro de ochenta años, dice la ironía)… seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y de que
en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra
súplica… Ajá!
Tipo: Frase proverbial
Idioma: Español
Enunciado: De ilusión también se vive
Ideas clave: Esperanza
Significado: Con esta frase se apostilla
las esperanzas que mantienen la ilusión que no siempre se cumple. Se trata de una
frase consolatoria empleada cuando la realidad no ha proporcionado lo que anhelamos [2].
Pero
pareciera que es una necesidad del alma contar con la ilusión, con la esperanza,
con frases positivas para poder sobrellevar la cruda realidad. O será que por el
exceso de calificativos a los que nos acostumbramos hemos olvidado la objetividad
con que debe discurrir nuestro camino por este mundo?
Y al contrario,
cuando la desgracia llega o el destino se impone o simplemente cuando suceden cosas
que han de suceder: Por algo te pasó. El Señor
tiene mejores cosas para ti. Si una puerta se cierra… Me resbala! No era para mí.
Ya vendrán mejores oportunidades. Todo como mecanismos de defensa ante la desgracia.
Cómo comprender
la necesidad actual de forjar ilusiones, cuando cada día es igual al anterior y
al siguiente, con variaciones que no varían en el fondo nada?
Simplemente,
no tengo respuesta, parece que es otra pregunta retórica que me hago y para lograr
sobrevivir, seguir pensando en el Baloto, rogar al universo, poner en él todos los
sueños supeditados, toda la esperanza de vida y toda la ilusión de que llegue, a
tiempo, porque a destiempo, ya para qué?
«—Es un gallo contante y sonante —dijo. Hizo cálculos mientras
sorbía una cucharada de mazamorra—. Nos dará para comer tres años.
—La ilusión no se come
—dijo ella.
—No se come, pero alimenta —replicó el coronel—. Es algo así como las pastillas
milagrosas de mi compadre Sabas»[3]
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