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una de tantas intrascendencias en que se nos va la vida.(1)
Criticones, eso es lo que somos.
Críticos, sin conocimiento.
Y ahora a qué viene el cuento si el
título dice cosa diferente.
Por cualquier circunstancia o por
estar viendo el tema de Israel en noticias pude ver cómo casi todo el
territorio, ocupado y desocupado, estaba lleno de muros. Pensé luego en los
comentarios maliciosos que oí y repetí, he de confesar, sobre un muro que
divide a ricos y pobres en Lima. Después recordé el muro de Berlín y más allá
la invisible cortina de hierro y llegó a mi cabeza al que los mejicanos llaman
oprobio o muro que los separa de los gringos y pensé también en la muralla
china y para donde quisiera ver encontraba muros que son límites, que son
fronteras (Defínese como: Línea real o imaginaria que marca el fin de una
superficie o cuerpo o la separación entre dos entidades(2). O Línea
real o imaginaria que separa un estado de otro(3).)
Y me dio por mirar qué decía el doctor Google sobre
los muros (como se ve, otra denominación para frontera o límite, pero
igualmente discriminadora): Cisjordania, las Coreas, Marruecos (muro de la
vergüenza, según pude ilustrarme), Melilla, Río de Janeiro y seguí viendo fotos
(Irak y Arabia, India y Pakistán, Irlanda, Botswana y Zimbabwe, Uzbekistán con
Kirguistán, Afganistán y Tayikistán) y por todos lados el prohibido pasar, quédese allá que aquí no es bienvenido, si pasa le
disparo y si le disparo no es mi culpa.
E iba a pontificar por esa discriminación, por ese
odioso deseo de dejar a un lado a los que no son míos, a los que están contra
mí, pero me tocó hacer un alto en el camino, a la brava.
Recordé los conjuntos residenciales en las montañas
de Bogotá, en las del norte, en las que colindan con otros barrios menos favorecidos y recordé los muros de
más de dos metros que les divide para evitar que se cuelen, que vengan a robar,
como pasa en Río, como sucede en Lima y en todas las ciudades del mundo en
cuanto el pobre esté cercano del rico y éste de otro del mismo estatus, que
también le puede hacer zancadilla. Y siendo más puntual, recordé las rejas que
señalan los límites del conjunto en donde vivo, recordando la otra definición
que encontré, la más odiosa, pareciera: Punto
o línea que señala el fin o término de una cosa no material; suele indicar un
punto que no debe o no puede sobrepasarse. Límite o conjunto de características
que distingue dos cosas no materiales.
Nótese en la definición el hincapié que hace de cosas no materiales (además de tanta
negación) y parece que ahí está el problema, que siempre hemos convivido con el
concepto y a pesar de no ser material lo hemos materializado hasta el punto en
que, además de formar parte de nuestro pensamiento cotidiano, dejamos de ver la
discriminación que conlleva y por eso lo deforma. O la de la doble moral de que
si se trata de nuestro muro se trata de una simple pared que divide predios,
pero si es el del vecino, ya es otra cosa diferente.
Y con desazón me digo que los problemas de este
mundo no son del mundo, sino de las personas que en él habitamos. Sabios eran
la mayoría de indígenas del mundo cuando predicaban que la tierra no era de
nadie, era de todos, era del que la necesitara sin posesión, sin
discriminación.
Era una pregunta estúpida que no requería
respuesta. Era como preguntar por qué le dan latigazos a un buey para que tire
de un arado. Los mestizos y los indios eran animales de tiro.(4)
Collage. Imágenes muros Google
(1) Juan Gabriel Vásquez. La forma de las ruinas.
(2) https://www.google.com.co/search?q=L%C3%8DMITE&oq=L%C3%8DMITE&aqs=chrome..69i57j0l5.2689j0j9&sourceid=chrome&ie=UTF-8
(3) https://www.google.com.co/search?q=L%C3%8DMITE&oq=L%C3%8DMITE&aqs=chrome..69i57j0l5.2689j0j9&sourceid=chrome&ie=UTF-8#dobs=FRONTERA
(4) Gary Jennings, Robert Gleason y
Junius Podrug. Sangre
azteca.