En uno de esos mensajes que resultan en Facebook, éste
relacionado con las atrocidades que hace Israel, el pueblo elegido del Señor,
contra los palestinos, me encontré un comentario que hizo un tal Ricardo
Mejía a quien no conozco, ni sé de él, pero que me
pareció tan acertado, del que mi malpensante yo se apropia, por el concepto que
puede encerrar en sí mismo considerado.
Decía: Yo creo
que Satanás tampoco es tan malo, le hace el trabajo sucio a Dios y lo libera de
compromisos que dañarían su imagen. (Quise santificarlo por tan apropiadas
palabras, oportunas y certeras. Ya habrá oportunidad de tener un San Ricardo
Mejía, me dijo mi otro yo, sin ironía de ninguna clase).
Y seguí mi propia lógica, nótese que resalto que se
trata de la mía –motivo adicional de excomunión- al pensar que siguiendo el
pensamiento tradicional, el mundo está compuesto y equilibrado en la balanza
entre el bien y el mal. Así como hay Dios, hay diablo, el uno sin el otro no
existen, tal vez por ser amistosos archienemigos y que siempre han jugado con
la humanidad, bastando citar la apuesta que hicieron con el pobre Job –quienes
no conozcan esa historia la pueden leer en la versión original contenida en la
Biblia o, para un resumen adecuado, el doctor Google les facilitará la tarea-.
Una apuesta por demás injusta, pues no contaron con Job para nada, siendo el
principal implicado. Pero ese es otro tema, otro cuento.
Satanás tampoco es tan
malo, le hace el trabajo sucio a Dios y lo libera de compromisos que dañarían
su imagen. Cada vez que
la leo me agrada más esa afirmación, de profundidad descomunal y que puede dar
para explicar en dónde reside la bondad divina, dado que el pacto que hizo con
el diablo resultaría precisamente ese, la contrapartida, que se comprometieron
mutuamente el uno ser considerado la bondad en pasta y el otro… pues hacerle el
trabajo sucio al primero para no dañarle su imagen precisamente.
Me agradó tanto explicación como frase que me sonó que
el tema religioso me resultó una farsa bien calculada, siendo una frase bien
calculada.
Que Dios me perdone ya que el diablo quedó al
descubierto, en un juego del que hacemos parte, sin quererlo, como aquél del
pecado original que no cometimos pero cuya carga llevaremos per omnia secula seculorum!
Es un Buda que sonríe. Extraño ver a millones
de personas venerando a alguien que sonríe.(1)
De Google. 207c8bce140f73a-a-nw-p.JPG |
(1) Santiago Gamboa. Plegarias tristes.
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