lunes, 21 de enero de 2019

CURIOSIDADES DEL FEIS


En uno de esos mensajes que resultan en Facebook, éste relacionado con las atrocidades que hace Israel, el pueblo elegido del Señor, contra los palestinos, me encontré un comentario que hizo un tal Ricardo Mejía a quien no conozco, ni sé de él, pero que me pareció tan acertado, del que mi malpensante yo se apropia, por el concepto que puede encerrar en sí mismo considerado.

Decía: Yo creo que Satanás tampoco es tan malo, le hace el trabajo sucio a Dios y lo libera de compromisos que dañarían su imagen. (Quise santificarlo por tan apropiadas palabras, oportunas y certeras. Ya habrá oportunidad de tener un San Ricardo Mejía, me dijo mi otro yo, sin ironía de ninguna clase).

Y seguí mi propia lógica, nótese que resalto que se trata de la mía –motivo adicional de excomunión- al pensar que siguiendo el pensamiento tradicional, el mundo está compuesto y equilibrado en la balanza entre el bien y el mal. Así como hay Dios, hay diablo, el uno sin el otro no existen, tal vez por ser amistosos archienemigos y que siempre han jugado con la humanidad, bastando citar la apuesta que hicieron con el pobre Job –quienes no conozcan esa historia la pueden leer en la versión original contenida en la Biblia o, para un resumen adecuado, el doctor Google les facilitará la tarea-. Una apuesta por demás injusta, pues no contaron con Job para nada, siendo el principal implicado. Pero ese es otro tema, otro cuento.

Satanás tampoco es tan malo, le hace el trabajo sucio a Dios y lo libera de compromisos que dañarían su imagen. Cada vez que la leo me agrada más esa afirmación, de profundidad descomunal y que puede dar para explicar en dónde reside la bondad divina, dado que el pacto que hizo con el diablo resultaría precisamente ese, la contrapartida, que se comprometieron mutuamente el uno ser considerado la bondad en pasta y el otro… pues hacerle el trabajo sucio al primero para no dañarle su imagen precisamente.

Me agradó tanto explicación como frase que me sonó que el tema religioso me resultó una farsa bien calculada, siendo una frase bien calculada.

Que Dios me perdone ya que el diablo quedó al descubierto, en un juego del que hacemos parte, sin quererlo, como aquél del pecado original que no cometimos pero cuya carga llevaremos per omnia secula seculorum!

Es un Buda que sonríe. Extraño ver a millones de personas venerando a alguien que sonríe.(1)

De Google. 207c8bce140f73a-a-nw-p.JPG


(1) Santiago Gamboa. Plegarias tristes.

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