miércoles, 16 de enero de 2019

ILUSOS


Abrir la hoja, tener una idea para comenzar a dar forma al escrito y ver cómo la idea se frena, se estanca, se disuelve en la ilusión, se evapora entre el teclado y todo se mantiene igual, en blanco. En el blanco original que no debía ser.

El deber ser era el de ir llenándose la hoja sola, con ese pensamiento preconcebido que le llevaba a la acción, pero irrealizado al quedar en blanco, un detalle que hace que el escrito se evapore.

Un olvido de una musa huraña, aquella que no quiso aparecer, que decidió permanecer en la penumbra.

Época de navidades que por cambio de rutina hizo que toda la rutina se desplomara, en otra rutina diferente. Y eso me lleva a pensar en la rutina de fin de año.

Sacar lo que ya no sirve, lo que no usa, botarlo, regalarlo, destruirlo, deshacerse de eso que está arrinconado sin uso, de aquello que estorbó desde su adquisición o que ya perdió su forma, su función.

Época de balances. Lo bueno, lo malo y lo feo. Del año, de la vida, del quehacer, de la rutina, olvidando que lo que fue, fue, así de simple, sin necesidad de buscar excusas, a un culpable o un eximente. Siempre es lo mismo, año tras año, a pesar de los años.

Y todos los años termina uno preguntándose lo mismo; las exculpaciones, las mismas; el responsable, el mismo. Olvidando que la vida misma y el diario vivir y aún la rutina tiene algo bueno, algo malo y algo feo y siempre, repito, olvidando que lo que fue, fue. Es inexorable, para qué darle tantas vueltas a la vida.

Y perder todo el tiempo, ya no siendo laboralmente activo, porque qué evaluación podría hacerse de lo bueno, lo malo o lo feo, si todo el año fue una constante de pensionado que no se quiere dejar envejecer, en lucha constante contra lo que ataque su propia rutina y porque es lo único que tiene, lo único que le sostiene.

De todos modos la lección sigue siendo la misma: lo que fue, fue y uno no es el único protagonista, ya que ya no vale la pena buscar un responsable, pues hasta la rutina lo sentenció de antemano, recordando que lo que fue, fue.

El dilema está en cada día conocer menos e ignorar más.

Viudas a las que la vejez ya había tranquilizado. (1)
Óleo con espátula sobre papel. JHB (D.R.A)


(1) Saramago. Claraboya.

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