Somos un discurso y
representamos un discurso, bien o mal elaborado.
Represento a la sociedad
civil en búsqueda de anhelos de paz y seguridad.
Soy producto de una sociedad
acallada que prefiere no mirar.
Soy producto de clichés,
repetidos pero no tan ciertos: No hay
como el orgullo colombiano, con sus fértiles tierras, sus dos mares, su …
blablablá.
Y todo es simple basura, un
discurso elaborado para tener algo de valor.
Y vivimos de nimiedades y lo
peor es que esas nimiedades son las que hacen la vida. Y qué es la nimiedad?
Definida como pequeñez, insignificancia, como lo somos ante el universo. O como
prolijidad, minuciosidad, en otra acepción, casi contraria a la original,
detenido en los detalles. Ah! contradicción como la vida misma, como el
discurso al que nos hemos acostumbrado.
Rehacer el discurso y buscar
en las nimiedades de la vida? Por qué algo tan sencillo? En ambas acepciones.
O será que las nimiedades,
algo tan sencillo como ellas, pueden ser respuesta a los profundos análisis?
Y eso me lleva a la
singularidad. El secreto será la singularidad? Reconocerse como tal, dejar de
ser el ser social que nos imbuyeron?
Tal vez es hora de cambiar el
discurso, volvernos minuciosos con nosotros mismos para hacernos más singulares
y menos plurales.
Kant dijo que hay preguntas
que no podemos evitar pero que no tienen respuesta.(1)
Óleo sobre papel con espátula. JHB (D.R.A.) |
(1) Película
Hombre irracional. Woody Allen.
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