Hay frases que se explican por sí solas y eso me ha llevado a rememorar algunas citas que a pesar del transcurso del tiempo, se mantienen y no requieren de más explicación, aunque sí de mucha reflexión. A ellas les dedicaré un espacio.
«¿Cuánto no se opondrían todos los
nuevos Estados americanos, y Estados Unidos, que parecen destinados por la
Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad?». Todos
se volverían contra la pobre Colombia.[1] Palabras
dichas hace casi doscientos años por aquél, hoy desconocido Bolívar, quien
vislumbraba desde entonces el imperio que serían los gringos.
Eche Vd. una ojeada sobre todo esto
y verá que todo esto es nada, y para conseguir este nada nos hemos empeñado en
emplear el todo de nuestras facultades; porque es una regla general que, en las
máquinas mal montadas, el motor debe tener una fuerza inmensa para alcanzar un
efecto cualquiera. La experiencia me ha enseñado que de los hombres se ha de
exigir mucho para que hagan muy poco.[2] Y luego Bolívar
proseguía:
No obstante, los sentimientos nacionales, de
los que el mismo Bolívar era consciente, también desempeñaron un papel
importante. Los habitantes de Colombia eran ante todo venezolanos,
neogranadinos o quiteños, y era su país el que sentían como su nación y su hogar,
donde su nivel de comunicación con quienes consideraban sus compatriotas era
mucho mayor que con aquellos a los que veían como extranjeros. La guerra
alimentaba los nacionalismos. Los ejércitos reunían a hombres de patrias
diferentes, con frecuencia en incómoda proximidad, y los convertía en
observadores cercanos de sus diferencias y rivalidades. Surgieron prejuicios
nacionales y se crearon estereotipos que se manifiestan en el lenguaje de la
época y, en ocasiones, en los textos de Bolívar: los venezolanos eran «pardos»
o «militares», los neogranadinos eran «mestizos» o «curiales», los ecuatorianos
eran «indios». Los americanos no se tenían aprecio unos a otros por naturaleza.[4]
En efecto, parodiando a ese Bolívar incomprendido, podría hoy uno repetir,
los seres humanos, por naturaleza, no se tienen aprecio unos a otros, basta ver
la segregación, los odios por raza, por religión, por política y por sexo y, en
definitiva, todos presumimos de ser seres humanos!
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