viernes, 21 de agosto de 2020

FRASES AL VUELO

            Hay frases que se explican por sí solas y eso me ha llevado a rememorar algunas citas que a pesar del transcurso del tiempo, se mantienen y no requieren de más explicación, aunque sí de mucha reflexión. A ellas les dedicaré un espacio.

 

            «¿Cuánto no se opondrían todos los nuevos Estados americanos, y Estados Unidos, que parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad?». Todos se volverían contra la pobre Colombia.[1] Palabras dichas hace casi doscientos años por aquél, hoy desconocido Bolívar, quien vislumbraba desde entonces el imperio que serían los gringos.

 

            Eche Vd. una ojeada sobre todo esto y verá que todo esto es nada, y para conseguir este nada nos hemos empeñado en emplear el todo de nuestras facultades; porque es una regla general que, en las máquinas mal montadas, el motor debe tener una fuerza inmensa para alcanzar un efecto cualquiera. La experiencia me ha enseñado que de los hombres se ha de exigir mucho para que hagan muy poco.[2] Y luego Bolívar proseguía:

 

            Colombia me ha recibido con ostentación y con júbilo, pero sus arengas son llantos; sus palabras, suspiros; todos se quejan de todo; parece que es un coro de lamentación como pudiera haberlo en el purgatorio». El sistema republicano le había fallado a sus ciudadanos; los impuestos eran demasiado altos, los ingresos demasiado bajos y la burocracia estaba repleta de funcionarios inútiles. La utopía colombiana había terminado. Se esperaba que él hiciera algo. Pero ¿qué? El sur no gusta del norte, las costas no gustan de la sierra, Venezuela no gusta de Cundinamarca, Cundinamarca sufre de los desórdenes de Venezuela. El ejército está descontento, y hasta indignado por los reglamentos que se le dan. La hermosa libertad de imprenta, con su escándalo, ha roto todos los velos, irritado todas las opiniones. La pardocracia triunfa en medio de este conflicto general … El mal será irremediable, pero no será nuestro, será de los principios, será de los legisladores, será de los filósofos, será del pueblo mismo, no será de nuestras espadas. He combatido las leyes de España, y no combatiré por leyes tan perniciosas como las otras y más absurdas.[3] Palabras que hoy podían repetirse, cambiadas circunstancias, y mantendrían su debida actualidad.

 

            No obstante, los sentimientos nacionales, de los que el mismo Bolívar era consciente, también desempeñaron un papel importante. Los habitantes de Colombia eran ante todo venezolanos, neogranadinos o quiteños, y era su país el que sentían como su nación y su hogar, donde su nivel de comunicación con quienes consideraban sus compatriotas era mucho mayor que con aquellos a los que veían como extranjeros. La guerra alimentaba los nacionalismos. Los ejércitos reunían a hombres de patrias diferentes, con frecuencia en incómoda proximidad, y los convertía en observadores cercanos de sus diferencias y rivalidades. Surgieron prejuicios nacionales y se crearon estereotipos que se manifiestan en el lenguaje de la época y, en ocasiones, en los textos de Bolívar: los venezolanos eran «pardos» o «militares», los neogranadinos eran «mestizos» o «curiales», los ecuatorianos eran «indios». Los americanos no se tenían aprecio unos a otros por naturaleza.[4] En efecto, parodiando a ese Bolívar incomprendido, podría hoy uno repetir, los seres humanos, por naturaleza, no se tienen aprecio unos a otros, basta ver la segregación, los odios por raza, por religión, por política y por sexo y, en definitiva, todos presumimos de ser seres humanos!

Tomado de Google.

[1] John Lynch. Simón Bolívar.

[2] John Lynch. Simón Bolívar.

[3] John Lynch. Simón Bolívar.

[4] John Lynch. Simón Bolívar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario