viernes, 11 de diciembre de 2020

EN DÓNDE QUEDARON LOS DOMINGOS

             En un domingo me asaltó la pregunta. En dónde está el domingo ahora que estamos en pandemia?

 

            Porque el domingo era domingo, no se necesitaba saber que era domingo, porque ese día tenía su personalidad propia. Era domingo, simplemente lo era y todos lo sabían, hasta la naturaleza expresaba que era ese día especial, siempre de descanso, sin importar que fuera soleado o amaneciera grisoso. Era tal vez el único día que tenía personalidad propia y única. Y hasta se celebraba con las mejores pintas. Eran otras épocas.

 

            En el aire se respiraba el domingo. El de antaño. Poco importaba que fuera el de la niñez, el de la juventud, el de la adultez o el de hoy, de la mayor adultez. Siempre tuvo su personalidad, una muy particular, difícil de definir, de describir, solo se sentía y su presencia no requería que le recordaran que era domingo.

 

            Y a pesar de la personalidad del viernes, del lunes o del sábado, el domingo tenía su propia personalidad que, de alguna manera, abrazaba el espíritu y cobijaba el ser de todo aquél que le rodeaba y que le recordaba. Ese día se hacían cosas que solo se hacían en domingo, por eso tenía su propia personalidad. Aunque al ir terminando el domingo la magia de domingo se iba evaporando, al ir desvaneciéndose entraba la angustia del lunes, otro día particular pero que se confundía con el martes o el miércoles, o cualquier otro. Por eso el domingo era tan especial. Tenía hasta su vestuario propio, el propio de domingo.

 

            Pero hoy, con el encierro de pandemia, el domingo fue perdiendo su personalidad, se fue evaporando para quedar solo en el recuerdo y se convirtió en uno más de la semana, al pasar los días y los días de pandemia, donde ya no se distinguen los días, pues todos ellos van pareciéndose a los demás, como cualquier día de la semana, en medio de la indiferencia, pueden ser todos lunes, miércoles y ahora, domingos, y ya el domingo no sabe a domingo, se despersonalizó y el encanto se esfumó.

 

            El viejo domingo solo quedó en el recuerdo. Será que en el futuro vuelva a adquirir su personalidad?

 

Las personas continuaban siendo las mismas, pero empezaban a desaparecer.[1]

Tomado de Google
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[1] Donna Leon. En el nombre del hijo.

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