sábado, 5 de diciembre de 2020

INFLUENCER

             Antes que nada y de empezar a despotricar, me pareció interesante conocer su definición. No hay una que con precisión determine su significado. Sin embargo transcribo algunas que encontré en el doctor Google: Un influencer es una persona que, de algún modo, ha logrado destacar en los canales digitales, especialmente en las redes sociales, como Facebook o Instagram, así como en plataformas de vídeo como YouTube. O Un influencer es una persona que cuenta con cierta credibilidad sobre un tema concreto, y por su presencia e influencia en redes sociales puede llegar a convertirse en un prescriptor interesante para una marca.

             Deduzco entonces que se trata de una persona que publica mucho en redes sociales, al que le dan un determinado grado de credibilidad que está marcada simplemente por los likes que otras personas semejantes le dan a todo lo que publica. Generalmente es una mano de vagos que no tienen nada qué hacer, salvo mostrarse cómo se acuestan, cómo duermen, como se bañan, cómo viven una rutina diaria. En las mujeres, si muestran o insinúan bastante las tetas, las hace mejor influencers, más seguidas solo por eso. Nada más. Es decir, simplemente muestran su vana vida, su propia miseria que, en razón a una serie de vagos seguidores le realzan el ego y se sienten útiles en este mundo, sin saber que su propia banalidad es deprimente.

             Igualmente hay un grupo de ignorantes que gustan de despotricar, de todo y contra todo, sin conocimiento alguno, sin preocuparse de averiguar sobre lo que hablan. Está la tontarrona esa que por mero gusto se fue a destruir una estación de Trasmilenio. Son destructores por naturaleza, la maldad humana en una persona es reflejada. Y están todos aquellos que se esconden en la pantalla, incapaces de hacerse sentir, cobardes por naturaleza, que con sus likes –que demuestran su incapacidad a actuar por ellos mismos- elevan el ego del influencer para que siga con su propia destrucción, está claro.

             Influenciadores, pero de la banalidad, de la mediocridad, de lo que ellos mismos son, seguidos por una mano de su misma especie, qué más se puede esperar?

             Como diría mi mamá, las cosas malas sí se las aprende, no? (eso me va definiendo).

             Luego de esta diatriba[1], veo que el mundo avanza, a pasos agigantados, hoy ya no hay imposibles como podría pensarse hace cincuenta años, pero como seres humanos, con valores que puedan enaltecer nos vamos atrasando cada vez más, estamos entrando en el mundo que va a ser manejado, manipulado, vilipendiado por ignorantes que terminan creyéndose guiadores de la humanidad, iluminados de un nuevo mundo, del que no quiero pensar cómo terminará. Mientras tengan seguidores tan o más estúpidos que el mismo influenciador, no sé a dónde vamos a llegar. 

Si suficientes personas deciden creer que algo es lo que otras personas dicen que es, entonces para ellos se convierte en eso.[2]

Tomado de Facebook
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[1] Para quien se lo pregunte: Una diatriba es un escrito violento, a veces injurioso, dirigido contra personas o grupos sociales. Originalmente, en su acepción griega, es el nombre dado a un breve discurso ético, concretamente del tipo de los que componían los filósofos cínicos y estoicos. Wikipedia

[2] Donna Leon. Las joyas del paraíso.

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