viernes, 18 de diciembre de 2020

TIENES UN PROBLEMA

             Así titula un artículo Adolfo Zableh[1], al hablar sobre los fanáticos provida, pero que a la larga se aplica a todos los fanáticos que defienden una causa (generalmente sin profundidad ni conocimiento sino por el defender por defender, sea religiosa, política, social o de lo que se les ocurra y hasta puede predicarse del fanático que pelea contra el fanatismo).

             En efecto, se tiene un problema y es mental, contagioso y sin razón. Se sigue la causa o a la persona que lo impulsa porque sí, porque les gustó la retórica, porque simplemente llevan la contraria.

             Y es allí donde se cierran a la banda, donde no permiten ninguna opinión que les sea contraria o que insinúe otros caminos. Y eso pasa porque a la larga no les importa la vida, lo que les importa es tener el control, imponer sus reglas y que nada ni nadie se salga de ellas, solo eso puede darles paz mental. Ven que alguien vive o ama diferente, y se vuelven locos y toman el hecho como una ofensa personal. Lo vital no es que los demás florezcan y progresen, sino que sus estándares no los incomoden, porque para ellos la idea de cuidar a la gente no es educarla, darle las herramientas para que sea autosuficiente y asistirla solo en casos en los cuales necesite ayuda, sino meterse en todo lo que hace y darle lecciones sobre cómo debe asumir su existencia. Señala el articulista.

             Y, encima, hablan por todos, declarando olímpicamente que Colombia es así, porque para generalizar sí que somos buenos, es argumento que se usa precisamente para no sentirnos solos y no solo los fanáticos, también nosotros los demás, porque no hay mejor argumento que hablar de todos, sin serlo; es el mismo argumento que esgrimimos cuando no tenemos argumento y señalamos que así lo dice un estudio de Harvard, porque es la que mueve el mundo, con su verdad (vaya a saber uno realmente cuándo la tiene, pero el argumento convence).

             El fanatismo, en cualquier vertiente en realidad es gasolina pura si se sabe manejar.

 

… ansioso por enfrascarse en un libro que no contuviera ni un ápice de sentimentalismo —sólo auténtica miseria humana—.[2]

 

 


Tomado de Google

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[1] https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/adolfo-zableh-duran/tienes-un-problema-adolfo-zableh-duran-542560. Todas las citas son de este artículo.

[2] Donna Leon. La palabra se hizo carne.

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