Una lista intrigadora. Quinientos o seiscientos multimillonarios que luchan entre sí por ser los primeros, así no lo reconozcan.
Una lista publicada para que todos lo sepan, aunque debería ser exclusiva y reducida a los interesados, por ser precisamente ellos los interesados, los que quieren ser los primeros de la lista.
Sin embargo, nada más se publica la lista, todos los periódicos la reproducen y todos, como uno, sin plata y sin posibilidades, nos ponemos a leerla, con el objeto perverso de ver si de casualidad aparece nuestro nombre, ilusos con aspiraciones. Y como es imposible que uno aparezca, nos ponemos a buscar a los coterráneos, como si al encontrarlos eso nos hiciera más ricos, a nosotros, ilusos con aspiraciones, porque ellos, ellos sí saben lo que tienen, saben en dónde está la plata y no propiamente acá, y viven, no propiamente acá, pero sentimos un orgasmo si aparecen connacionales en la lista, a sabiendas que tienen plata no por altruismo, tanta que ni siquiera se codean con sus coterráneos, ellos sí saben para qué es la plata.
Lista para generar envidia? Para sacar lo peorcito de los pobretones que no la tenemos? Para demostrar cómo otros han hecho plata ante la imposibilidad de haber sido nosotros los elegidos, aunque eso sí generando en nosotros los peores deseos ocultos: la envidia, básicamente la envidia por esa plata que, ni ganándose la lotería, se podría igualar.
Y ellos, mientras leen la lista, se sonríen picaronamente de todos esos ilusos con aspiraciones que no están en la lista. Pobre de ellos, alcanzan a pensar.
La gente siempre quiere lo que no tiene.1
1 Shtisel, Serie de Netflix
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