viernes, 2 de abril de 2021

NIMIEDADES

 -                     Por qué no cerraste la puerta del armario? Preguntó ella, levantando el ceño, como solía hacerlo cuando le molestaba algo de él.

 

Como siempre, ante situaciones semejantes, durante un corto tiempo, en silencio, se preguntaba él, durante el tiempo de un suspiro, cómo podría afectar la vida de alguien que la puerta estuviera o no cerrada? Aunque sabía que a él sí le afectaba, pues el comentario siempre venía. A su memoria le llegó el reclamo del día anterior: por qué no metes bien la silla del comedor cuando acabas? Igualmente recordó que decidió hacerse loco ante tan comentario, que no era pregunta y se limitó a acercar más la silla a la mesa, hasta donde era posible. Tema zanjado. Pero también había pensado en la importancia para la vida de alguien que la silla estuviera centímetro más, centímetro menos alineada a la mesa del comedor? Si no era obstáculo, qué importancia tenía.  Para ella sí la había, de eso estaba seguro.

 

Y días antes le había reprochado por no haber bajado la tapa del inodoro, recordó y el asunto lo zanjó bajándola, sin decir más.

 

Mientras pasaba el tiempo, esos segundos que pasan mientras a uno se le ilumina la mejor respuesta, él pensaba en la importancia de cerrar una puerta, acercar una silla o bajar una tapa de inodoro, nimiedades que ni iban ni venían, pendejadas que no afectarían si no se hicieran, que no cambiarían ni afectarían al mundo, aunque a ella sí y en aras de la paz mundial, replicó:

 

-          Se me olvidó, mi corazón.

  —Haz lo que necesites para sobrevivir.[1]


Foto JHB (D.R.A)




[1] Alexander, V.S. - La catadora de Hitler.

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