-No
vale la pena. Había dicho ella.
Pero
no dejé de preguntarme sobre la responsabilidad de los otros, de los que habían
usufructuado el poder, en cada momento. Pensaba en ello, al ver un programa
sobre armas nucleares, sobre la responsabilidad de ellos. Me preguntaba cuántas
bombas nucleares se habían disparado hasta hoy (el doctor Google me informó que
más de dos mil).
Y
con ellas cuántos atolones han desaparecido, cuánto daño al medio ambiente y al
ecosistema se ha causado y quién respondía por esa irresponsabilidad. Recordar
que había visto en algún programa que Oppenheimer había opinado que las bombas
de Hiroshima y Nagazaki se debían lanzar sobre las ciudades y no en los
alrededores, porque opinaba que era la única forma de acabar la guerra. Visto
desde la distancia, uno puede opinar sobre la irresponsabilidad de la decisión
o de una oportuna solución a un problema mayor, todo tiene sus dos caras. Queda
en el ambiente cuál sería la mejor solución. Una cosa es ver las cosas en el
momento y, otra diferente, es verlas en la distancia y en retrospectiva.
Qué
tanto daño le han hecho a la madre naturaleza, a la madre Tierra y cuánta
responsabilidad han asumido? Y se supone que todos ellos responsables venidos
de países avanzados (USA, Rusia, Francia, Inglaterra, China) y otros no tanto
(India, Corea, Irán…)
Y
todo como si nada y por eso me preguntaba en voz alta cómo es posible tanta
irresponsabilidad? Cómo obligarlos a asumir esa responsabilidad?
Sí,
como dijo ella, son cosas en que es mejor no pensar, como para qué?
—¿Es Jesucristo? —dijo mi madre—. Nos ha
salvado de la podredumbre.
—Ha muerto en vano —dije— su sacrificio no ha servido para nada. Los buenos se
salvan, pero con los malos no hay nada que hacer. Y los hombres son malos.
C. MALAPARTE.
162374848_211861107402981_2372375325989590131_n
No hay comentarios.:
Publicar un comentario