Cuando las malas noticias se convirtieron en
horribles y luego en atroces directamente, decidió apagar la radio. Menudo
mundo dejarían a la siguiente generación.[1]
Por
conocimiento directo he presenciado el desgaste que produce interponer una
tutela, en particular tratándose de casos de salud. La ley dice que los
términos para fallar una tutela son perentorios. Los jueces en su sabiduría
alargan los términos cuanto se les da la gana y salen con unas babosadas que
uno se pregunta si el juez es ignorante o está cobrando por fallo, lo que
parece un común denominador de la justicia, haciendo que el principio constitucional,
como el resto de la misma dé risa: Tenemos derecho a una pronta y cumplida
justicia. Ya me la creí. Demostrado queda que la constitución no es la panacea
para los males de un país.
Pero el
colmo de las babosadas aparece una tutela contra un partido de fútbol[2],
quién se lo creyera y el colmo mayor es que un juez cohoneste con darle trámite.
Parece que ahora todo se resuelve con tutela, si algo no le gusta a alguien, a
pesar de haber agotado todos los recursos legales, se van por el camino de la
tutela, como panacea a todos los males. Pero lo más criticable es el hecho de
que en menos de 48 horas ya el juez hubiera adelantado los trámites cuando,
tratándose de los de ruana, ese mismo trámite se lleva no menos de quince días.
Qué agilidad la del juez! Debe ser aficionado al fútbol y tampoco le gustó el
resultado. Esperemos a ver cómo termina esta obra de teatro.
La tutela,
tal como se concebía, buscaba proteger especialmente la salud y la vida, pero
terminó putiándose y sirve para todo, basta con conocer las minucias de la
justicia, el reparto de casos, el juzgado apropiado, saber en dónde tocar y
listo, se superan escollos imposibles para el de ruana. Supongo que aún queden
jueces honorables o al menos decentes, cosa que la experiencia da a pensar que
es lo contrario, porque las intrigas son bastante grandes. Si uno es de los de
ruana a duras penas le dejan poner la tutela en un juzgado municipal, pero si
no se es y se tiene plata y palancas, hasta en las altas cortes se puede hacer.
Allí la intriga es mayor y me consta lo que hay que lagartear para que escojan
para revisión una tutela.
Y el
problema no es la ley, son las personas, las que la aplican que son tinterillos
o les creen a esos y permiten las componendas que hace pensar que uno, ante la
justicia, jamás tendrá pronta y cumplida justicia, como pregona una
constitución que dice mucho pero no hace nada. Es triste ver que hasta la
justicia está más que perrateada. Que Dios nos coja confesados, pienso por
último. Porque no sería raro que el honorable juez de la tutela que me ha
sacado la piedra decida que el partido lo gana Colombia, como sentencia divina.
Cada día me
prometo no leer noticias, para no amargarme la vida, pero parece que soy un
morboso permanente y no puedo alejarme de esa adicción.
A veces, Brunetti pensaba que Italia era un
país en el que todo el mundo lo sabía todo pero nadie estaba dispuesto a decir
nada. En privado, todo el mundo comentaba con fruición y plena certidumbre las
actividades secretas de los políticos, los jefes de la mafia y las estrellas de
cine. Ahora bien, los ponías en una situación en la que sus observaciones
pudieran tener consecuencias legales, e Italia se convertía en el reino de los
mudos.[3]
[1] David
Baldacci. Frío como el acero.
[2] https://www.infobae.com/america/colombia/2021/06/25/por-orden-de-un-juzgado-colombiano-pitana-tendra-dos-dias-para-pronunciarse-sobre-su-decision-en-el-partido-contra-brasil/
[3] Donna Leon. Amigos en las altas
esferas. Sabias palabras aplicables a cualquier país, concluyo con rabia y sin
resquemor.