lunes, 14 de febrero de 2022

UNA LECTURA

Para juzgar somos unos hachas y más cuando se trata de juzgar el bien o el mal (ajenos), una buena o una mala acción (ajenos), lo que lleva a concluir que no somos del todo malos, pero tampoco del todo buenos. Y el ejemplo ilustrativo lo encontré en una lectura:

 Existe un principio antropológico relacionado con este tema.

Le señaló la ilustración de una leona abalanzándose sobre unos cachorros de cebra. El dibujo era en blanco y negro, pero aun así era muy realista.
—¿Qué te inspira esta imagen?
—No sé —dijo Mila—. Consternación, y también un sentimiento de injusticia.
—Bien —convino Berish con brusquedad. Entonces volvió la página.
Una segunda figura representaba a la misma leona alimentando a sus propios cachorros con la carne de las cebras.
—¿Qué sientes ahora?
La policía reflexionó un momento.
—Me parece que hay una justificación.
—Esa es la cuestión. La leona que mata a crías de cebra para alimentar a sus cachorros ¿es buena o mala? Claro, la cebra sufrirá por la muerte de sus pequeños, pero la única alternativa es que la leona vea morir a los suyos por culpa del hambre. Las categorías de bien y mal se confunden porque no existen leones vegetarianos, ¿no es así? En el mundo animal, cuando la decisión es obligada, no se puede emitir un juicio. ¿Y con los seres humanos?
—Nosotros estamos más evolucionados. Debería ser más simple escoger entre el bien y el mal.
—La respuesta, en realidad, está en otra pregunta. Si existiera un solo hombre en la tierra, ¿sería bueno o malvado?
—Ni una cosa ni la otra… o tal vez las dos.
—Exacto —dijo Berish—. Las dos fuerzas no son en absoluto una dicotomía, dos opuestos necesarios por los que sin el mal no existiría el bien y viceversa. El bien y el mal a veces son el resultado de una convención, pero sobre todo no existen de manera absoluta. La hipótesis del mal, de hecho, dice: «El bien de algunos coincide siempre con el mal de otros, pero es válido también lo contrario».
—Es algo parecido a afirmar que haciendo el mal también se puede hacer el bien, y que para hacer el bien a veces es necesario hacer el mal. (1)

 Sí, bien lo sé, se trata de una exculpación justificante, para sentir que no somos tan malos, pero en el fondo sabemos que no somos tan buenos como nos creemos.

                                                                                            ¿El sentido del desafío era que tenía que buscar un signo sobrenatural? Pero se repitió que los penitenciarios no estaban interesados en la existencia del demonio, es más, eran los únicos de la Iglesia que dudaban de su existencia. Siempre lo habían considerado un cómodo pretexto inventado por los seres humanos para esquivar la responsabilidad de sus propias culpas y para absolver los defectos de su naturaleza. (2)

Tomada de Facebook

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(1l)  La hipótesis del mal. Donato Carrisi.

(2)  El tribunal de las almas.  Donato Carrisi.

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