miércoles, 13 de septiembre de 2023

NO SOMOS IGUALES

                Anteriormente hice alusión a que no somos iguales, así lo cacareen las leyes que se quieran, lo que demuestra que no todo lo que está escrito, por más ley, divina o humana que se quiera, resulta ser verdad, aunque lo que sí resulta verdad es que una mentira repetida como verdad muchas veces, termina convirtiéndose en verdad, confirmando la cita del publicista aquél del viejito de bigotico de mosca del siglo pasado, que es mejor no mentar, para que no se ofenda alguien, pero que era nazi, era nazi.

 

                Como sea, luego de ese escrito, en una mañana cualquiera, recién levantado me enfrenté obligatoriamente al espejo, como todas las mañanas, ir al baño, lavarse los dientes, etcétera, tareas todas ellas automáticas de las que por lo general no somos conscientes. Pues así fue como esa mañana me enfrenté al espejo viendo a un ser más acabado de lo que recordaba que era. Como decía la canción: Me miro en el espejo y me pregunto si ese de allí soy yo? Buena pregunta y respuesta suficientemente evasiva como para evitar el sonrojo que conllevaba canción y pregunta retórica.

 

                Deprimente espectáculo, claro está, no puedo negarlo, el hombre desgastado, con cara de agotamiento, hambriento, ojeroso, pálido, escuálido se preguntaba si era yo, el mismo cuya imagen no reflejada en el espejo no delataba tanta miseria humana, digo, tanta vejez.

 

                Y curiosamente, luego del baño, ya afeitado y perfumado, por cualquier circunstancia volví al espejo y al personaje que vi no se parecía para nada al que vi recién levantado, este ya respiraba vigor, no de juventud pero al menos mejor presencia y ahí sí canté con gana aquello de que me miro en el espejo y me pregunto si ese de allí soy yo; sí ese era el yo que reconozco, no el otro viejito recién levantado.

 

                Y de esta manera pude concluir que ni aún uno mismo es igual al otro que se reflejó, siendo el mismo, en diferentes tiempos -verbales o musicales-. No somos iguales, así la constitución lo diga, aunque insisto, la constitución solo contiene en su mayoría promesas que no son ciertas y que menos, se pueden reclamar.

 

Cada cual arreglaba su propio mundo del modo más amable que podía y ocultaba sus deudas. [1]

Tomado de Facebook
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[1] Adiós, Hemingway. Leonardo Padura.

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