lunes, 11 de septiembre de 2023

TODOS IGUALES

                Nos han hecho creer que todos somos iguales, desde la Declaración francesa hasta las constituciones nacionales. Y está escrito de tal manera que parece verdad, para que nadie dude y si alguien lo duda, que otro alguien le podrá decir: pero está escrito en la constitución (como si de algo sirviera).

 

                No, no somos iguales, ni siquiera entre hermanos y aún generalizando a la raza humana, las distinciones son visibles por el color, hoy hasta por el sexo, distinguiéndonos menos hoy que ayer. No somos iguales ni siquiera con nuestros congéneres pues habrá más altos, más bajos; más flacos, más gordos; más vivos, más bobos, (o era más inteligentes y más estúpidos? O era más hampones y menos honestos? Los segundos, no los primeros) y ni siquiera pensamos igual, como para igualarnos o al menos semejarnos.

 

                Cada día veo que nos venden y nos han vendido unas frases hermosísimas, para enmarcar, pero que en la realidad no dicen nada, son vacías porque insisto, no somos iguales, pues, yéndonos al purismo, la misma Corte Constitucional en alguna oportunidad, cuando tenía sabios y filósofos de verdad, reconocía la existencia de la diferencia y aún entre iguales marcaba una diferencia, al reconocer la diferencia misma.

 

                Definitivamente caemos en las redes de las frases de cajón, grandilocuentes, que aparentemente encierran verdades que deben aceptarse como dogmas, pero que son meros juramentos a la bandera, como el juramente mismo, el que se hace ante una biblia y que nos parta un rayo si decimos mentiras!

 

—Nos hicieron creer que todos éramos iguales y que el mundo iba a ser mejor. Que ya era mejor…

—Pues los estafaron, te lo juro. En todas partes hay unos que son menos iguales que los otros y el mundo va de mal en peor. Aquí mismo, el que no tiene billetes verdes está fuera de juego, y hay gentes ahora mismo que se están haciendo ricos, a las buenas y a las malas…

Conde asintió, con la vista perdida entre los árboles del patio.

—Fue bonito mientras duró.

—Por eso ahora ustedes están tan jodidos: demasiado tiempo soñando. Total, ¿para qué?[1]

Tomado de Facebook
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[1] La neblina del ayer. Leonardo Padura.

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