A través de los libros, anidamos en la piel de otros, acariciamos sus cuerpos y nos hundimos en su mirada. Y, en un mundo narcisista y ególatra, lo mejor que le puede pasar a uno es ser todos.[1]
Nunca lo había pensado cuando
escribía, podía creerse, si se pudiera, que eran meros monólogos, sin saber que
podían ser diálogos, a pesar de estar escritos en un solo sentido, de mí hacía
mí, como recordatorio de estar vivo, de tener en la vejez una actividad que me
llenara y satisficiere, a pesar de las ausencias de inspiración en ciertos
momentos, un ancla en la cual encallar con alguna seguridad.
Pero cuando veo que alguien se
toma la molestia de leerme, veo ahora que el anónimo monólogo se trastoca en un
diálogo, igualmente anónimo, como conversación entre dos amigos, en la que uno
de ellos lleva la voz cantante, mientras el otro, en silencio elocuente, nada
bullicioso, se permite ser un mero espectador y más que espectador en un oidor
de historias ajenas, aunque más que historias son narrativas de cotidianeidades
de una mente dispar o si se prefiere ideas locas de una mente senil[2],
sin pretender tildarme con la definición humillante que pueda tener la palabra,
pues senil tampoco implica necesariamente debilidad mental o al menos eso
podría creer, aunque lucidez en los temas variados, en muchos de ellos podrán
ser no propiamente tales.
El
hábito de leer no nos hace necesariamente mejores personas, pero nos enseña a
observar con el ojo de la mente la amplitud del mundo y la enorme variedad de
situaciones y seres que lo pueblan. Nuestras ideas se vuelven más ágiles y
nuestra imaginación, más iluminadora. Al asomarnos a la madriguera de un
relato, escapamos de nosotros y nos proyectamos en los personajes de un país
inventado.[3]
[1] Manifiesto
por la lectura. Irene Vallejo.
[2] Perteneciente
o relativo a la persona de avanzada edad en la que se advierte su decadencia
física. (RAE) Nótese que la referencia académica se refiere a la decadencia
física y no mental y a ello me refería.
[3] Manifiesto
por la lectura. Irene Vallejo.
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