Qué tamaño tiene el tiempo en la infancia? (1)
Por fin
logré encontrar alguna explicación a la amnesia que tenía yo de mis primeros
años de vida, respecto de los cuales no tengo noción de mí mismo, ni de mi
alrededor. Se llama amnesia infantil y parece que la padecemos la gran mayoría
de humanos (mal de todos, consuelo de
tontos?). En alguna oportunidad comenté que no recordaba nada de los
aproximadamente seis primeros años para atrás, feliz yo, porque es la época de
la tiranía, de la pequeña dictadura a lo Napoleón o Hitler. (Venga a dárselas, que palo fue lo que
recibió cada vez que le daba una pataleta).
Y el
estudio debió ser muy serio porque lo hizo la universidad de yonosequé de
noseendónde y fue titular de prensa, lo cual respalda las barbaridades que
pueda hoy decir.
La
llamaron memoria amnésica infantil o memoria ficticia. Corresponde a la edad en
que el hipotálamo y el cerebro con el cerebelo se van iniciando en el proceso
de la perfección, hasta donde entendí todo el palabrerío. Que la mayoría no
recuerda, pero hay, como en todos lados, un pequeño porcentaje que se acuerda
desde la gestación (no entendí bien si al momento de la unión esperma-óvulo en
ellos empezó el diálogo, pero bueno, allá los que pudieron vivirlo, por mi
parte no sería de mi gusto haber sido partícipe consciente de ese acto).
Otros sí
recuerdan. Yo no recuerdo, como si no tuviera recuerdos y mis recuerdos son
distorsionados con conversaciones que inician con aquello de “te acordás cuando…” Debo limitarme al
ajá, porque si a duras penas me acuerdo del ayer y más ahora que leí que
tenemos también una memoria selectiva, igualmente decidí seleccionar mis
recuerdos, de todos modos proclives a ediciones, revisiones, reediciones, con
mejoras y anotaciones al margen, cómo creerme yo mismo? Cómo fiarme de
recuerdos que son afirmaciones ajenas de lo acontecido en el pasado remoto de
mi vida? Cómo hacerlo hoy que a duras penas me acuerdo de aquella frase dicha
al aire: Te acordás de cuando hablábamos
de seguido? Pero eso sí, a pesar de todo, cuando afirmo un recuerdo lo hago
como si hubiera sido testigo presencial, a pesar de habladurías, el buen
mentiroso, dice el manual, debe afirmar las mentiras como si fueran verdades
indudables. Son mis recuerdos fictos y si a mi edad se perdona parte de mi
amnesia, con mayor razón cuando era igual de irresponsable!
Todo ello
me lleva a concluir que tal vez, sólo tal vez, fuimos lo que nos contaron, pero
no contamos con seguridades de la fiabilidad que pueda tener el que nos la
contó. Es decir, de aquellas épocas sólo somos los soplos que logramos oír,
tergiversados, insuflados, demeritados o sobrevalorados, depende del cariño del
que nos lo contó! Porque de pronto, sólo de pronto, eso sentencia que nos
dijeron profética y envidiosamente los hermanos mayores, puede llegar a ser
verdad: usté es recogido!
Hoy parece que
estoy un poco mejor, y los médicos dicen que no me encuentran nada; como si la
edad no fuera una enfermedad, pero lo es, querido Guillermo, lo es. Lo peor es
que te priva de los recuerdos. (2)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario