lunes, 24 de abril de 2017

DE LA ESTUPIDEZ A LA LOCURA [1]

Todo el mundo quiere ser feliz, sin embargo para conseguirlo raras veces emplean los medios necesarios. [1]



No hace mucho leí un artículo en el Espectador, no recuerdo la autora, porque creo que era ella, en que decía, palabras más, palabras menos, lo interesante que es sentarse en un café a no hacer nada, sólo a contemplar a la gente que le rodea y en medio de esa inactividad viendo caras y gestos, poses y relojes, se podía hacer una historia para relatar. Interesante pensé y decidí, dada mi proclividad a… perder el tiempo, en una palabra, guardar la idea para cuando se me presentara la ocasión y de esa manera ver hasta dónde me llevaba la imaginación. Sí, lo sé, bastante lejos y nada cercana a la realidad, dada mi imaginación y personalidad, claro está.

Pues bien, a mis manos cayó el libro que da origen a este blog. Como se trata de artículos publicados a lo largo dela vida de Umberto Eco y seleccionados por él, antes de morir, no es un libro para leerse de una sentada, como nos expresamos entre hermanos para opinar sobre lo bueno o no de los que nos prestamos y leemos. Estaba en esas lecturas esporádicas cuando hacia la mitad del libro me encontré un recibo de caja que presumí correspondía a la adquisición del libro. La curiosidad del valor me hizo leerle. Pero no, no era el de compra. La curiosidad de los productos consumidos me llevó a ver el valor y luego al sitio y de allí a la fecha y…

Mi imaginación pasó a hacer realidad lo que pudo acontecer ese día y me lo imagino así:

La fecha, curiosamente el 30 de diciembre de 2016, penúltimo día del año, para más señas un viernes. Ya veo a mi hermano (no doy su nombre porque no me siento autorizado, a pesar de tener fama de imprudente -yo, no él-, trato de demostrar que no lo soy tanto, por eso me excusarán el nombre).

Le veo caminando en la mañana pacientemente las calles, dirigiéndose a Unicentro, rumiando sus propios pensamientos. Mirando aquí y allá. Como siempre, los paseos le llevan a la librería, simplemente a ojear las novedades, a verificar la existencia de algún libro mencionado en algún lugar, simplemente a curiosear, arte que ya domina a fuerza de costumbre.

Ese día, el penúltimo del año, le veo tomando el libro de Eco, recordando que recién había fallecido ese año, aún a su pesar. Leer el título, subrayado por el subtítulo: Crónicas para el futuro que nos espera. La ilustración de la carátula imaginativa y propia de un dibujo de Escher y aún de Magritte y la contra carátula que culmina diciendo: “Genio, sabiduría y sentido del humor: de todo hay en este libro, una despedida digna de un gran maestro”. Todo ello da pie a pensar en comprarlo, aunque no esté seguro; lo toma, trata de dejarlo en su puesto, lo piensa, lo toma con intención pero antes de que el acto sea acción, prefiere seguir ojeando aquí y allá, no hay afán en este día, a pesar de ser el penúltimo del año. Pero ya está seleccionado, lo sabe sin saberlo con seguridad, pero necesita comprar un libro porque ya se le acabó los que tenía a disposición. Sigue mirando títulos, pensando en cuáles pueden valer la pena adquirir, cuáles son desechados de antemano por título o por autor, cuáles podrán ser posibles candidatos. Y así pasa el tiempo, sin considerar que sea un desperdicio, por el contrario, para él, una aventura más. El libro fue adquirido y empacado.

El día prosigue sin afán, dado que fue el primero en llegar a la librería, como es su costumbre y pasado el rato, a continuar su camino con el libro, iba a decir que bajo el brazo, pero eso ya no se estila, ahora se porta en la mano, como cualquier paquete, deseoso de empezar a leerlo. Para ello ya tiene la excusa apropiada. Buscar la cafetería conveniente, por ser una buena hora en que no hay molestia, faltan veinte para las diez, no lo invento, el recibo de pago lo dice (10:43:24, y sí del 2016/12/30). Según tal recibo, consumió una dona (1 combinada doughnut 1 sin caja, no sé qué quiere decir, pero me atengo al texto) y un capuccino (por favor con leche deslactosada, café descafeinado, estevia, gracias, ya le veo ordenando con voz enérgica). Lo atendió Laura Andrea S… a quien no le prestó mayor atención, por estar centrado en la búsqueda del mejor puesto que se podía ofrecer a esa hora del día, lo más lejano de cualquier intromisión o distracción. HAZ TU DÍA ESPECIAL! Culminaba la tirilla de factura que le fue entregada.

La hora ideal, el algo o intermedio entre el desayuno tempranero y el almuerzo que se venía en horario de pensionado, es decir, a las doce cumplidito. En otros tiempos llamada medias nueves o simplemente las nueves. Es curioso que los pensionados generen automáticamente un horario particular, regido por el estómago, no hay quien escape a esa determinación cronométrica. Prosigo.

Volver a ojear el libro adquirido con más detenimiento porque ya había adquirido personalidad al haberlo conquistado él. Pausadamente admirar el ingenio del ilustrador, lectura obligada de carátula, contra carátula, pestañas de reseña de vida y obra de Eco y empezar por saborear el olor de papel nuevo, sentir el tacto del papel y empezar desde la página uno, título incluido nuevamente.

Y así pasó la mañana, leyendo un artículo tras otro, meditando uno luego de otro, pensando que efectivamente este mundo está loco, que efectivamente vamos de la estupidez a la locura y que naturalmente se trata de crónicas del futuro que nos espera. Sin duda hay que dar gracias a Dios o a la fortuna por vivir más tiempo, pero debemos enfrentarnos a este problema como uno de los más dramáticos de nuestro tiempo… culmina el artículo Esperanza de vida, con el cual se anuncia la proximidad de la hora del almuerzo.

Página 50, el título: ¿Lo bello es feo y lo feo es bello?, buen título, pero es hora de empezar el retorno, es hora del almuerzo y como buen pensionado, hay que respetar los horarios, mami enseñó que con el hambre no se juega.

Todo esto lo imaginé yo, realmente no sé qué pudo pasar en la realidad, con Alberto nunca se sabe!


 
Fotos: Google. Escher y Magritte





[1] Título del último libro de Umberto Eco, que recoge su pensamiento a través de la selección de artículos publicados en diferentes medios de comunicación.
[1] Memorias de Agripina. Pierre Grimal.

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