viernes, 7 de abril de 2017

SOMOS LIBRES


tenemos una edad en que nos salen goteras por todas partes.[1]

Lo leí en algún lado y automáticamente me pregunté: libres para qué? Para elegir, seleccionar, decidir, preferir, optar? Como para qué soy libre? O puedo cambiar la pregunta: libre, como para qué?

Soy libre para decidir ser economista del MIT o abogado de Harvard. Pero resulta que mi libertad no llega hasta el punto de hacer lo que quiera, porque dudo que pudiera llegar a Harvard o al MIT –colombiano y vaciado- y ser economista o abogado, -qué jartera-. (Ya se está desviando y el tema no es ese, oigo decir).

Soy libre para ser empleado… No, no lo soy, debo ser empleado de otro o de mí mismo, porque en todo caso no es cuestión de elección, el trabajo es obligación –hasta la Biblia lo recuerda con aquello de que ganarás el pan con el sudor de tu frente o San Pablo con su el que no trabaja no come y no sigo con las alegorías-. Debe trabajar si quiere ser alguien –como decían las abuelas-; o si quiere tener algo –como dicen las propagandas- o porque toca –como diría cualquier simplista-. Entonces no hay elección, esa ya está tomada de antemano. 

Entonces sigo siendo libre?

Me encanta un BMW deportivo pero por cuestiones de la vida me toca un simple Renault básico para ir engallándolo a medida que se pueda o, al no contar ni con la cuota inicial, el Transmilenio sigue siendo la solución. La casa de mis sueños quedará allí, en sueños, porque difícilmente tengo para el arriendo. Y así podría seguir y todo me llevará a la misma pregunta, realmente soy libre? Si libertad es la opción de elegir, si no hay recursos o medios, la respuesta es simple.

Soy libre para vivir como quiera. Eso se cree. Uno es libre para vivir como pueda, que es distinto, como distintas son las palabras que nos engolosinan para hacernos creer lo contrario.

Soy libre para definir mi futuro. Eso se cree uno. Uno puede perfilarlo, orientarlo, desearlo o quererlo pero el destino es el que se encarga de definirlo, sin contemplación, sin preguntar, sin consultar.

Soy libre para pensar como quiera. Tal vez, en principio uno no lo dudaría pero si se ve con lupa y con plena objetividad, tampoco. Sean sentimientos religiosos, políticos, sociales, familiares, ellos predisponen, ellos dirigen, ellos redireccionan, de alguna manera. A fuerza de oír, el pensamiento se inclina hacia algún sentido y lo tan libre de pensamiento quedará en veremos. Haga la prueba y respóndase, yo no le veré la coloriada, ni podré juzgarla.

Entonces vuelve la pregunta: realmente soy libre? Como para qué? Puede que lo llegue a ser, matando sueños, pero en tal caso, para qué ser libre?

O simplemente somos libres para decidir nimiedades? Lo cual nos hace creer en que las grandes decisiones que tomamos en la vida han sido nuestras, cuando previamente han sido orientadas por ese sino o destino? Cuando no por el azar?


Veritas liberabit vos.[2]

Y dicen que Pïlatos respondió:
"Quid est veritas?"[3]

Foto: JHB (D.R.A.)



[1] Julia Navarro. Dime quién soy.
[2] San Juan: La verdad os hará libres!
[3] San Juan: 18:38 (Cuál verdad?)

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