tenemos una
edad en que nos salen goteras por todas partes.[1]
Lo leí en algún lado y automáticamente me
pregunté: libres para qué? Para elegir, seleccionar, decidir, preferir, optar?
Como para qué soy libre? O puedo cambiar la pregunta: libre, como para qué?
Soy libre para decidir ser economista del MIT o
abogado de Harvard. Pero resulta que mi libertad no llega hasta el punto de
hacer lo que quiera, porque dudo que pudiera llegar a Harvard o al MIT
–colombiano y vaciado- y ser economista o abogado, -qué jartera-. (Ya se está desviando y el tema no es ese,
oigo decir).
Soy libre para ser empleado… No, no lo soy, debo
ser empleado de otro o de mí mismo, porque en todo caso no es cuestión de
elección, el trabajo es obligación –hasta la Biblia lo recuerda con aquello de
que ganarás el pan con el sudor de tu
frente o San Pablo con su el que no
trabaja no come y no sigo con las alegorías-. Debe trabajar si quiere ser
alguien –como decían las abuelas-; o si quiere tener algo –como dicen las
propagandas- o porque toca –como diría cualquier simplista-. Entonces no hay
elección, esa ya está tomada de antemano.
Entonces sigo siendo libre?
Me encanta un BMW deportivo pero por cuestiones
de la vida me toca un simple Renault básico para ir engallándolo a medida que
se pueda o, al no contar ni con la cuota inicial, el Transmilenio sigue siendo
la solución. La casa de mis sueños quedará allí, en sueños, porque difícilmente
tengo para el arriendo. Y así podría seguir y todo me llevará a la misma
pregunta, realmente soy libre? Si libertad es la opción de elegir, si no hay
recursos o medios, la respuesta es simple.
Soy libre para vivir como quiera. Eso se cree.
Uno es libre para vivir como pueda, que es distinto, como distintas son las
palabras que nos engolosinan para hacernos creer lo contrario.
Soy libre para definir mi futuro. Eso se cree
uno. Uno puede perfilarlo, orientarlo, desearlo o quererlo pero el destino es
el que se encarga de definirlo, sin contemplación, sin preguntar, sin
consultar.
Soy libre para pensar como quiera. Tal vez, en
principio uno no lo dudaría pero si se ve con lupa y con plena objetividad,
tampoco. Sean sentimientos religiosos, políticos, sociales, familiares, ellos
predisponen, ellos dirigen, ellos redireccionan, de alguna manera. A fuerza de
oír, el pensamiento se inclina hacia algún sentido y lo tan libre de
pensamiento quedará en veremos. Haga la prueba y respóndase, yo no le veré la
coloriada, ni podré juzgarla.
Entonces vuelve la pregunta: realmente soy libre?
Como para qué? Puede que lo llegue a ser, matando sueños, pero en tal caso,
para qué ser libre?
O simplemente somos libres para decidir
nimiedades? Lo cual nos hace creer en que las grandes decisiones que tomamos en
la vida han sido nuestras, cuando previamente han sido orientadas por ese sino
o destino? Cuando no por el azar?
Veritas
liberabit vos.[2]
Y dicen
que Pïlatos respondió:
"Quid est
veritas?"[3]
Foto: JHB (D.R.A.)
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