lunes, 9 de octubre de 2017

AL FIN, QUIÉNES SOMOS?


Es extraño cómo cambia la manera de ver la vida cuando uno envejece. Es como si… las cosas se alejaran de uno. (1)

Somos lo que somos o lo que pretendemos ser? O peor aún, lo que pretenden que seamos.

A estas alturas de la vida me hago la pregunta, una y otra vez, pretendiendo no saber lo que soy o sabiendo lo que soy pero no confesándolo para pasar inadvertido? Para pasar invisible?

Nueva pregunta retórica imposible de contestar, por ser retórica naturalmente, no por más. Como no podemos ser objetivos con el prójimo, mucho menos lo podemos ser con nosotros mismos al que le tenemos o excesiva confianza o notoria desconfianza de apreciación y aún de aprecio.

Y por no ser objetivos no podemos definirnos, no podemos concretar quiénes somos ni aún ante el espejo que a pesar de que no engaña, lo hace cuando se le mira a los ojos, porque no se deja mirar al mismo tiempo los dos ojos: o es izquierda o es derecha, pero ambos no se dejan ver, tal vez para no verse descubierto, para no desilusionar o para no mostrar su verdadera cara.

Todo queda oculto y reformulo la pregunta: Por qué tememos mostrarnos como somos? Si es que somos. Por qué nos mostramos como no somos? Si es que seguimos siendo, a pesar nuestro.

Y qué opinión podremos tener de lo que no somos? de lo que reflejamos pero no somos, de lo que mostramos pero que ocultamos, para no mostrar toda nuestra miseria o, tal vez, para ocultar nuestra belleza, aquella que es mejor no mostrar para no despertar envidia.

Y queda entonces en el aire esa sensación de no saber quiénes somos, sabiendo que nunca obtendremos respuesta, tal vez porque no la haya.

Todo cuanto yo hago es efímero. –Se lamentó (…) Al no hallar nada, lo inundó una terrible sensación de vacuidad espiritual. (2)

Foto: JHB (D.R.A.)





[1] Edward Rutherfurd. Nueva York.
[2] Edward Rutherfurd. Nueva York.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario