Revista Aló. Edición 739. Página 10. Una intervención íntima. Con el fin de
rejuvenecer y recuperar el tono muscular de su parte íntima, la divina
Valentina Lizcano publicó en su cuenta de Instagram que se someterá a una
reconstrucción vaginal.
Textual y literalmente. Mi primera reacción al
leer la noticia, pensando en que me iba a relajar leyendo intrascendencias, ya
se la habrán imaginado. El colmo. No tengo ni idea quien sea la fulana. Y es la divina, no sé qué quiere decir ese
calificativo. Reconstrucción vaginal, Dios mío! “afirmó que se la hará por cuestiones de salud”. Pero Dios mío, en
qué punto hemos caído entre ignorancia y estupidez. Que sea flácida vaginal qué
nos importa? A quién le importa? La hará
mejor polvo? Acaso nos lo va a dar? Y ya que lo dicen, alguno sabe, fuera de un
ginecólogo, cuándo una vagina es flácida, cuándo está plácida y cuándo
estirada? Y ya que estamos hablando de estupideces, para el hombre mediano aplica
aquello que repetíamos en la juventud: guerra es guerra y cualquier hueco es
trinchera (táchenme de lo que quieran, pero ante la estupidez de que vengo
hablando, una estupidez más no hace la diferencia). Y publicarlo en redes
sociales, Dios mío y terminar en artículo de revista farandulera. Qué más
podemos esperar de los seres humanos? Dios mío, nuevamente!
Y en la misma página otro noticiononón! ¡Un gran susto! Debido a que Amelie
(supongo que así como suena) su perrita
(…) (con todo y diminutivo, tal vez como la
divina a que alude la aludida revista) estuvo
un poco enferma (ahora es noticia de farándula que un cánido se enferme o
será que se les acabaron las noticias de nuevas vírgenes que acuden a la
himenoplastia), Andrés Parra y su esposa,
Diana Cáliz (NPI de quienes son y me importa un carajo quiénes pueden ser) vivieron unos días de incertidumbre
(como si la vida no fuera una incertidumbre permanente). Tras llevarla al veterinario (la mención se hará para que se sepa
que la criollita es de estrato?) y
practicarle unos exámenes de rutina, se diagnosticó que tenía una inflamación
en la cadera o en el tren inferior sin causa conocida (al fin qué? Los
veterinarios también son como los médicos tratando de adivinar qué padece uno?
Y no sabía que los perros tenían trenes, como se instruye uno!). Por fortuna, Amelie (así como suena,
recuerden que es de estrato 8) regresó
sana a casa y ahora se recupera al lado de sus papitos (quedo sin palabras,
literalmente sin palabras, aunque los pensamientos se atosigaron en mi débil
mente). Advierto que se puede leer de corrido omitiendo los comentarios entre
paréntesis, así no se envenenan conmigo.
Metida la mano… por qué no seguir ojeando la
revistilla mencionada? Uno puede adquirir más lucidez y cultura con su lectura,
me dije. Y encontré estas notas adicionales:
“Estoy feliz de
compartir mi vida junto a Andrés. El es mi motor, es un compañero único e
inigualable.” (Hablemos
dentro de no muchos años, para ver cómo va con su motor o si ya lo cambió por
aquello de la falla de la balinera de la chumacera) y nos dirá como La hermana de James, ¡Solterita!: Fue una
decisión de común acuerdo (Ajá, ya le creí, me imagino el show). Estamos muy enfocados en nuestros
proyectos personales y profesionales (Ajá sigo creyéndoles, me imagino...). El es una gran (si me imagino la
palabrota) persona y siempre le deseo lo
mejor (como toda mujer herida… ajá!).
Nos enteramos que
a Zahira Benavides
(NPI quién es) no le fue como esperaba en
el campo empresarial, pues se vio obligada a cerrar su cadena de restaurantes
(acaso el buen empresario no empieza con uno para ver cómo le va? Y a ésta se
le ocurrieron muchos para ver cómo le iba?) por
la sobrepoblación (me suena a vainazo) de
compatriotas en el país, quienes se dedicaron informalmente a ofrecer alimentos
parecidos a los que la colombo-venezolana tenía en su negocio (necesito que
me aclaren si lo de la sobrepoblación y compatriotas se refiere a colombianos o
a venezolanos o ambos o viceversa? Y el negocio, me imagino que arepas, aquí en
cada esquina hay uno, por lo que veo la señora no hizo el estudio de mercado
para abrir su cadena. Si ve? Por no estudiar… el mercado).
Cómo debo cuidar
mi cuello, pregunta
al aire y lo único que se me ocurrió era verificar que no hubiera sido María
Antonieta la de la pregunta o ésta otra: Voy
a cumplir 30 años ¿existe algún cuidado especial para esta edad? Y le
respondí: sí mamita, deje de jartar tanto trago, de trasnochar y dedíquese a
ser una buena persona! Qué más podía decirle?
Y aprendí a que ya no se dice faja sino prenda
de control! Y que con diez tips puedo ser
una ‘influencer’ exitosa y así me puedo empoderar
de las redes sociales, porque hay que
ser auténtica, compartir y compartir, crear alianzas con otras influencers,
interactuando con mis fans y reinventarme constantemente.
No seguí ni siquiera ojeando la revista porque
soy proclive a un infarto, con lo que había visto era suficiente. Dios mío, me
sigo prometiendo no volver a hacerlo, ya estamos rayando en la estupidez, pero
como todo vicioso, sigo prometiéndome, no vuelvo a mirar revistas de farándula…
hasta la siguiente oportunidad! (o hasta la próxima cita médica u
odontológica!)
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