viernes, 13 de octubre de 2017

LOS LÍDERES QUE NOS MERECEMOS


La muerte resuelve todos los problemas: acabado el hombre, acabado el problema.(1)

Definitivamente pareciera que la historia nos está castigando con los actuales líderes que manejan este mundo.

Ver a Putin disfrazado de demócrata pero con el alma stalinista que no cabe dentro de él, lo vengo pensando y sigo opinando que es el heredero de Stalin disfrazado de democracia. El payaso gobernando a los gringos y con eso se dice todo (y le doy pie a la CIA si me está leyendo). Ver la risita del Presidente de Panamá cuando en una entrevista en DW directamente y sin eufemismo le pregunta la reportera sobre su opinión de que ese país sea considerado el más corrupto del mundo, sonrisa en falsete que mantiene a pesar de la pregunta y que de entrada uno ve que por dentro está rechinando de la piedra por ese indiscreto requerimiento, conociendo la respuesta que debe ser disfrazada para acompañarla de dicha sonrisita igualmente traidora y falsa.

En nuestra provincia no nos quedamos atrás; ver actuar al Presidente reflejando temor a pesar de que la mayoría quiere la paz, pero es el reflejo del miedo a Uribe y demás progenie, evidente y siempre con medias tintas, todos ellos y el primero por la falta de berraquera en la toma de decisiones, tratando de amortiguarlas con comités y componendas, para poder echarle la culpa a otro, si algo sale mal. Tal vez no se dio cuenta que era el Presidente y que tenía el premio Nobel, lo cual le daría autoridad para cualquier barbaridad, pero con berraquera. Desde cuando era ministro tuve la impresión de que era un oportunista y con su cara de yonofui denotaba la falta de calzones para la toma de decisiones. Eso lo he pensado. Recordar cuando los del no ganaron y se asustaron con la piel del tigre y no supieron qué hacer.

Y ahora, el colmo de la desdicha. Pobres españoles. Rajoy, el Presidente, todo un valentón que a la hora de tomar decisiones se escuda en el Rey que, por principiante y por falta de poderes, le falta poder, según aprecio. Y el catalán, Puigdemont, el gamincito de la cuadra que siempre amenaza pero no cumple. Me hizo recordar ese tire y afloje la época de colegial, cuando se citaba a pelea, a las cinco a la salida del colegio naturalmente, y los contendientes mirándose a ver quién daba el primer paso y el tiempo pasaba, el público en gritería y el uno diciéndole al otro: Dele usté primero. Y el otro al uno: Usté primero. Y así dándose vueltas sin decidirse ninguno a dar el primero golpe, tal vez por el miedo a ser el primero y que digan que fue el que inicio, o simplemente por miedo a que le respondan con demasiados puños y patadas. Así están en España, desafortunadamente. Me voy a independizar, dice el uno. Pero diga cuándo, dice el otro. El uno responde, ya verá que me voy a independizar. Y el otro, pero diga cuándo, incapaz de dar un paso, incapaz de aplicar la ley por temor a… quién sabe por temor a qué. Es cuestión de pulso, de dos miedosos haciendo un pulso, no de berraquera.

            Y por no hablar de otros ni alargar el cuento, este mundo se quedó sin estadistas(2), sólo políticos tras sus propios intereses o de los que le pagan –que no son los contribuyentes-, personajes que inspiraban respeto a lo Churchill, Echandía y aún López Michelsen o Gómez Hurtado, si se quiere.

Y ante este abanico, prefiero al Putin, al menos sabe lo que quiere y lo impone sin rodeos, sin maricadas, aunque con fanfarronadas.

En este mundo, que entre el diablo y escoja… no hay de otra.

… y no se ponga sentimental; todos los días muere gente, sólo que en la guerra mueren masivamente, eso es todo.(3)

Imagen Google (4) 



(1) Robert Harris. El hijo de Stalin.
(2)  (…) (Ortega y Gasset) clasifica a los gobernantes en estadistas, escrupulosos y pusilánimes; el "hombre de Estado" debe tener lo que Ortega llama "virtudes magnánimas" y carecer de las "pusilánimes". (…) Según Ortega, normalmente ocurre al estadista ser incomprendido, porque se ocupa con las cuestiones de largo plazo y toma decisiones impopulares a corto plazo, en tanto que la mayoría de los políticos se preocupan de los resultados inmediatos de sus acciones. El individuo con una misión creadora, el magnánimo, es radicalmente distinto del individuo sin misión creadora, el pusilánime. Virtudes convencionales como la honradez, la veracidad, los escrúpulos, no son típicas del político, que suele ser propenso a ciertos vicios como la desfachatez, la hipocresía o la venalidad. Por lo tanto, no se debe medir al gran hombre político por la escala de las virtudes usuales, porque la grandeza viene, inevitablemente, acompañada de sus propias miserias. https://es.wikipedia.org/wiki/Estadista.
(3) Julia Navarro. La biblia de barro
(4) http://sevilla.abc.es/sevilla/sevi-puigdemont-tiene-whatsapp-memes-mas-populares-presidente-catalan-201710120824_noticia.html

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