Se buscaba que la ley fuera justa e igualitaria. Nada más utópico,
aún en los mundos modernos en donde los países más democráticos son tiránicos,
pero deben identificarse con la democracia así sea de nombre, porque ahora el
socialismo es democrático.
Pero bueno lo que resulta cierto es que el exceso de democracia es
malo. Dos ejemplos: la tutela, muy bien ingeniada de protección de ciertos
derechos muy especiales. Pero a partir de la interpretación de esos derechos se
vagabundeó, se pervirtió, se degeneró, pero eso sí es efectiva para defender no
derechos, como el de Pretelt para quedarse en su puesto, el mismo Petro para
impedir que lo sacaran y otra serie de joyas de la corona, que simplemente dan
vergüenza mencionarlos. Se les nombró para que gobernaran en el país de las
leyes, no para que dedicaran su tiempo a hacerle el quite. Pero bueno, por eso
estamos en el país del Sagrado Corazón; la tutela da para quienes tienen amigos
jueces, los demás, entutelar a la justicia para ver si algún día se purifican e
imparten justicia a los que realmente la necesitan, a los que tienen el
derecho, no la oportunidad!
El otro, la consulta popular. El colmo del vagabundeo, ya ni los
que deben gobernar lo hacen con tranquilidad por el temor y acuden entonces al
expediente de consultar. Si se les nombró era porque se consideraba que eran
capaces, al menos para decidir, pero no, para eso están asesores, comités y
demás enervantes desplazadores de responsabilidad. (Pero se está desviando del
tema, oigo decir. Sí, eso me pasa por la mala leche de los temas que escojo, me
defiendo).
Lo de la consulta popular, en la que votan quienes desconocen el
tema, quienes son llevados por la pasión del acaloramiento, quienes son
engañados, manipulados o simplemente son familia o empleados del interesado
final. Cuánto proyecto, sin interés oculto, no es frenado por un grupo, con
interés oculto? Casos se han visto y ahora más que nunca. Siempre recuerdo lo
que me enseñó una jefa: Detrás de toda buena obra, siempre hay un interés
mezquino y en este caso, casi darlo por descontado.
Una carretera que no se puede hacer porque a algún gamonal no le
gustó o no le consultaron previamente y con argumentos ecológicos, de los
cuales no tienen ni idea, frenan todo el desarrollo.
Desde
algún tiempo venía pensando en el tema pero llegó en mi ayuda un artículo de
Salomón Kalmanovitz(1), persona seria y que conoce de lo que habla y
concluye, como yo (hay que elevar el ego de vez en cuando), que las consultas,
tergiversadas como la tutela, lo que dan es un retroceso al avance que
originalmente se tenía programado.
Dice el
articulista: La Corte Suprema de
Justicia otorgó una tutela a favor de una comunidad en el Cesar que se
oponía a que se erigiera un peaje para financiar una nueva carretera que los
conectaría con La Guajira. Los constructores tuvieron que abandonar el
proyecto. Con este fallo, la Corte envió un mensaje oportunista: cualquier
contribución tiene que ser consultada con los más obligados a hacerla, que
seguramente se negarán; además, que si van a construirse vías debe ser con
recursos que aportamos todos los ciudadanos, menos beneficiados por las obras
en cuestión. Es todo o nada. (…) Las consultas previas y populares sobre minas,
exploración y explotación de hidrocarburos e hidroeléctricas permiten que
surjan personajes que se especializan en movilizar a los pobladores para
impedir o, en el mejor de los casos, extorsionar a los inversionistas. (…) El interés
general queda así subordinado al interés particular.
Y nótese que la consulta se fue de la mano con la tutela y quien
abrió el boquete al que se le fue la mano fue a la Suprema y no la
Constitucional, cosas de leguleyos. Por eso no pretendamos tener leyes para la
generalidad, siempre habrá un interés mezquino para interpretar los resquicios
que a conciencia se dejan.
Estamos en el país del Sagrado Corazón, con el cuadro completo:
políticos (redunda ponerle adjetivos), leyes con resquicios y jueces, todos
ellos sumos corruptos. Lo mejor, encomendarse a la Virgen del Agarradero, al
menos esa existe de nombre.
—Eso es sobornar al votante.
—No, eso es seducirlo. Recuerda, la mayoría
son pobres. Necesitan saber que su voto tiene valor y que los grandes hombres les
prestan atención aunque solo sea una vez al año. Es todo lo que tienen.(2)
Imagen Facebook (3)
(1) Salomón Kalmanovitz. Consultas y
desarrollo económico. http://www.elespectador.com/opinion/consultas-y-desarrollo-economico-columna-711364
(2) Robert Harris. Conspiración Saga: Cicerón - II
(3) 21371247_10155505932945168_332578110300724779_n
No hay comentarios.:
Publicar un comentario