Las críticas se han convertido en el pan de cada
día. No existe encuentro laboral, familiar o tertuliar en el que no se escuchen
críticas, lo peor es que se critica todo. Es cierto que escuchar y opinar sobre
algo o alguien no deja de ser vicioso. Es más tomar partido sobre un punto de
vista resulta motivante y en algunos casos exacerba los egos. Pero del dicho al
hecho hay mucho trecho. Ojalá que todas esas energías se concentraran en
construir en lugar de destruir.(1)
Hasta que no leí este artículo no había
interiorizado una conducta que, supongo por ser colombianos, viene implícita en
algún gen relacionado con el entorno geográfico. Ya me dirán si en todos lados
es la misma cosa.
Y efectivamente la crítica la tenemos en la
punta de la lengua, basta que pongan el tema y de entrada empezamos a dar nuestra ilustrada opinión, porque
sí, porque no, porque quizás, así el suceso haya ocurrido en la Conchinchina o
en la mismísima luna, siempre nos sentiremos autorizados para dar nuestra
opinión aunque no nos ataña y eso no es otra cosa que la criticadera o manía de
opinar, de lo divino y lo humano a la que nos acostumbramos desde que tenemos
uso de razón, sea porque nacimos así, sea porque las visitas y el contacto
familiar nos acostumbró a esa tarea.
Y lo peor del caso es que el vainazo que
conlleva es mayor cuando se advierte de antemano que se trata de una crítica… constructiva… Esa pontificadera da
piedra cuando va acompañada de esa sutil frase: tómalo como una crítica constructiva… Para agarrarlo a patadas,
porque así especificado más que constructiva va acompañada de un veneno mortal,
inoculado con la envidia, la venganza, el despellejamiento. Así es, así será!
Desde
que nos dio por adjetivizar conceptos que por sí mismos no lo requieren se
impuso la grosería de doble moral, como podría llamarse. La crítica(2) es una, como la fe, supongo. Pero con aquello
de que perdóname pero te voy a hacer una crítica y tómala como constructiva,
adoptó la humilde pose… (me envenené, como podrán haberse dado cuenta). Decía
para centrarme que, (mejor copio)… En el lenguaje cotidiano, se conoce como crítica
la reprobación, ataque o censura que se hace de una cosa o ser(3), es decir, todo
lo negativo, todo lo que implique garrotazo de inteligencia o sabiduría
pontificada.
Dejando de lado la mala
leche, sinceramente criticamos todo, a todo y a todos, no dejamos títere sin
cabeza, sentamos cátedra y lo hacemos sin vergüenza, sin conocimiento y terminamos
generalizando o usamos el somos muchos los que así pensamos, con el fin de
evitar quedar al descubierto.
Con qué autoridad
criticamos, con qué fanatismo impedimos que nos critiquen, la eterna ley del
embudo, muy bien aprendida, cuando nos conviene y cuando no, la traemos a
colación para demérito del otro, para no ser nosotros los perdedores ni
sentirnos como tales. También somos críticos ante la imposibilidad de ponernos
en los zapatos del otro, de ese otro que
qué pena, pero es solo una crítica constructiva la que le quiero hacerle…
(…)
sin embargo, la posibilidad de criticar tiene un atractivo muy fuerte, y nos
tienta a decir lo que pensamos aun cuando sabemos que no contamos con las
herramientas para aportar una idea constructiva o interesante.
Así somos, así será. En una palabra, estamos jodidos y
como es mal de muchos… “No te enojes, es
sólo una crítica constructiva para ayudarte a mejorar”.
Imagen Google (4)
(1) Felipe Jánica. A
liderar con el ejemplo. https://www.elespectador.com/opinion/liderar-con-el-ejemplo-columna-715966
(3) https://definicion.de/critica/
(4) https://www.miathletic.com/frases_de_la_vida-fotos_del_athletic_club_de_bilbao-igfpo-6955075.htm
No hay comentarios.:
Publicar un comentario