Parece ser genético adquirido, si se
permite la expresión, el convivir con la duda y preciso, con la duda llamémosla
familiar.
Apagó la luz del cuarto? Cerró bien
las ventanas? Verificó que la estufa estuviera apagada? Bajó el agua del
inodoro? Desconectó la plancha? Apagó la velita? Y son dudas que se generan, se
disparan sin consentimiento cuando uno ya se encuentra lejos, dentro de la
flota, del avión, del carro, del Transmilenio.
Y son dudas vergonzosas que a pesar
de la certeza de la acción surgen incuestionablemente y producen el sinsabor y
malestar de incertidumbre que le acompaña y que invariablemente hace que uno
llame a fulanito para que revise, si es que lo hay. Que se devuelva, si no lo
hay y todo con motivo de la duda generada. O, en último caso, de ser posible,
haga que el retorno sea obligatorio.
Y esa duda surge a pesar de la
certeza de haber hecho lo que debía hacerse, pero puede surgir por la duda
ajena, la implantada, del acompañante inseguro y se implanta como si fuera duda
real de uno.
Y digo que es genético-adquirida
porque siempre que uno salía no faltaba la voz materna sembrándola: Apagaste la plancha? Dejaste encendida la
estufa? Vergonzante y más cuando uno está seguro de no haber usado la
plancha en días ni haber tocado la estufa o era que estaba trasladándose la
responsabilidad en cuerpo ajeno?
Fatal era la duda de la estufa, de
la plancha, de la vela o de la llave del lavadero, porque conducían a
catástrofes eventuales si seguían encendidas o abiertas. Naturalmente que existía
la contra, igualmente materna, de encomendarse a las ánimas del purgatorio
–nunca supe por qué a ellas si ya tenían bastante sufrimiento- y santo remedio,
de esa manera se evaporaba la magia de la duda. Al menos la materna, pues la de
uno seguía latente, allí latente a la espera de que no pasara nada.
Dudas incómodas sin fundamento pero
cómo se escabullían en los laberintos cerebrales, aquellos que desajustan y son
dudas que nos acompañan hasta el final de los tiempos.
Estos eran sólo recuerdos de un
viejo desocupado!
El pasado
nunca se queda donde uno lo deja.(1)
Óleo sobre papel, espatula. JHB (D.R.A.) |
(1) Serie de Netflix.
Sorjonen. https://www.netflix.com/co/title/80145143
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