En
un mismo día las noticias que refuerzan la estupidez -iba a decir que humana, pero
veo que sería un pleonasmo- y que sólo dan a pensar que esta humanidad, cada día
tiene menos futuro.
‘Mi hija quería verse
delgada y acabó muerta en manos de un médico’,
en pleno coranvirus, con un médico que al parecer ya se le han muerto uno que
otro paciente y como era dos por uno, la mamá también se iba a hacer la
lipectomía –no sé qué carajos es eso-. Leyendo la noticia lo único que logré
pensar es que la gente cada día está más ignorante, teniendo tantas fuentes de
consulta. Pero es que me lo recomendaron
y es baratísimo y si se hace lo otro, le hace más rebaja… Pero qué se va a
hacer!
En una balacera terminó consulta a paciente
que se negó a ser aislada por coronavirus.
Y todo por una sospecha, no delictual sino de coronavirus. Sin comentarios,
pero qué se va a hacer! si ahora cualquier consulta EPS termina en eso, en
sospecha, más de la que nos rodea.
Explotó subestación eléctrica pero los
habitantes en vez de alejarse se acercaron al peligro. Miles de usuarios se
quedaron sin energía. Los bomberos intentaron que los civiles evacuaran la zona
pues no desean otra tragedia como la de Tasajera. Primero
el chisme, luego el riesgo por tratar de ser el primero en la foto. ¡Por favor! Los civiles no hacen nada en
esta situación. Ellos tienen que alejarse. ¡Por favor! Es lo que le pedimos en
este tipo de situaciones. Ellos nada hacen aquí”, agregó. Y qué hacían que
no estaban confinados, me vengo preguntando. Pero chisme es chisme y pueblo es
pueblo, pero qué le vamos a hacer ante tanta ignorancia?
Asciende a 17 el número de fallecidos
por explosión de camión cisterna en Magdalena.
Esta se gana el premio mayor, no hay duda. “Cuando
llega la gente yo veo a alguien que está encima del camión y le dije al
policía, pilas que se están robando la batería y puede generar un corto
circuito. Me decían que no me metiera, que eso estaba perdido. Nos salimos del
lugar, al rato, cuando estábamos de espalda, sentimos el fogonazo.” Pueblo ignorante que todo lo quiere regalado
y robado, fue mi primera indignación, nunca se ofrecen para ayudar sino para
ver qué pueden robarse. Y después veo en Facebook la gente diciendo mi solidaridad con los muertos, pobrecitos.
Buena esa, me digo, por ladrones, por pendejos, no hay derecho a ser tan
irresponsables, el riesgo era demasiado y todo para llenar una botella de
gasolina que no les solucionaba nada en la vida. Y alguien agrega: es que no saben el contexto en que vivían
los muertos, pobrecitos… Contexto, qué contexto quieren, avivatos que
querían aprovechar la oportunidad y tuvieron su consecuencia, ahora la
solidaridad hará que todo el pueblo vaya al entierro a contagiarse, ese es el
retrato de este pueblo ignorante. (Si ven como me voy emputando a medida que
escribo? No me puedo aguantar), pero qué le vamos a hacer! Y en plena pandemia!
17 muertos y 39 heridos, pero Dios mío, más de cincuenta personas robando? Y en
una misma familia doce entre muertos y heridos. Aquí si
vale el dicho: Mi Dios sabe cómo hace sus
cosas!
Y
hablando de ladrones, digo de coronavirus, las gracias del gobierno, atajada
por la alcaldesa: En un video que publicó junto a un tuit, López aseguró: "De los 305 ventiladores que nos
ofrecieron en el Gobierno Nacional, 206 no sirven, tienen un problema en
el software y no se pudieron instalar porque no cumplen con los
requisitos."
Qué más se podía esperar de una promesa gubernamental? Los suministraron a
regañadientas, porque la alcaldesa los dejó en evidencia y para improvisar, lo
que es común en el gobierno, le entregan lo primero que tienen a mano, pero
como la alcaldesa no tiene pelos en la lengua, nuevamente delatados los deja en
evidencia. Pero qué le vamos a hacer, es el gobierno, hay que comprenderlo,
pues no brilla en honestidad.
Y
hablando de gobiernos, el Bolsonaro, el
Trump de Brasil, salió positivo. No me
alegro, pero siento un fresco, fue la frase que primero llegó a mi
pervertida mente (diferente a: a mí pervertidamente, que para el caso es lo
mismo). Aunque con lo avión que es el Bolsonaro, de pronto es un falso positivo
para luego aparecer como el resucitado, el que supera toda dificultad,
esperando el pobrecito, estamos con él!
que tanto incauto dirá en redes sociales. Por mi lado, bien puede tenerlo y que
lleve con las consecuencias, por payaso! Pero qué le vamos a hacer, hasta los
estúpidos deben pagar.
Y
hablando de payasos, para culminar, noticia que hizo aflorar mi pervertida
sonrisa: Marchó en contra de la
cuarentena porque no creía en el coronavirus y murió infectado.
Tome para que lleve, pero qué le vamos a hacer. Qué más puedo decir, supongo
que sus correligionarios, sin careta y con abrazos asistirán a su funeral!
Me
encanta pontificar sin eufemismo!
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Tomado de Facebook |
La mortalidad es un elemento de la vida difícil
de aceptar. Los seres humanos somos los únicos animales que tenemos que vivir
con el conocimiento de que algún día habremos de morir y esa visión de la
extinción siempre nos ha resultado difícil de aceptar. La mayoría de nosotros,
sin embargo, nos las arreglamos para encontrar algún consuelo en la felicidad y
en el afecto, que también forman parte de la experiencia humana. Algunas
personas se limitan a enterrar la cabeza en la arena y se niegan a pensar en el
dolor del mundo; se trata, no obstante, de una actitud imprudente pues la
tragedia de la vida puede ser devastadora si nos coge totalmente desprevenidos.
Desde los tiempos más antiguos, los hombres y las mujeres crearon religiones
que les permitieran alimentar cierto sentido de que nuestra existencia tiene
algún significado y valor últimos, a pesar de la desalentadora evidencia que
parece apuntar a todo lo contrario. Sin embargo, los mitos y las prácticas de
fe resultan a veces difícilmente creíbles. En esos casos, las personas buscan formas
alternativas de trascender los sufrimientos y las frustraciones de la vida
cotidiana: bien sean el arte, la música, el sexo, las drogas, el deporte o la
filosofía. Somos seres que caemos fácilmente presa de la desesperación y
tenemos que trabajar con tesón para crear en nuestro interior una convicción de
que la vida es buena a pesar de que todo cuanto nos rodee sea dolor, crueldad,
enfermedad e injusticia.
[9] Karen
Armstrong. Buda. Una biografía.
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