lunes, 17 de enero de 2022

SOLO UNA FOTO

             Es un click, aunque para mayor precisión es solo pulsar el obturador, pues las cámaras de hoy ya ni hacen click. Son muy sofisticadas.

 

            Ese click, llamémoslo así, es la captura de un instante, de un todo captado en una milésima de segundo, pero que recoge la esencia del instante, que le hace perdurar por toda una eternidad, que le hace eterno, como el capturar una flor, viva en ese instante, perdurable mientras exista la foto; o el pájaro enfocado, cuya vida intrascendente queda reflejada por los años en que esa foto perdure, más allá de su propia vida.

 

            Son objetos inocuos, testigos mudos de un instante, según leí en alguna parte. (Me hubiera gustado que esa frase fuera mía, pero en un instante, la plasmó Donato Calleri, aunque con otras palabras, creo recordar).

 

            Pero si la foto es un reflejo de lo que fuimos? De nuestra niñez, juventud o adultez? O la de un ser querido que aún perdura o de quien ya se fue? Y bastó un instante para que perdurara en el tiempo y con ella lograra que se aglomeraran los recuerdos a través de ella y de ella misma.

 

            Pero, además, la foto no es solo la imagen que refleja. También tiene su trasfondo que no percibimos, por estar centrados en la imagen principal. Es un rostro que visto en detalle trae consigo una serie de invisibles recuerdos, de una mueca simulando una sonrisa, o de una boca reflejando la alegría de ser fotografiada, o la insinuación de una arruga no vista en su momento, que conllevaba el paso del tiempo que se venía con ella o de unos ojos relucientes llenos de vida. Son detalles que pasan desapercibidos.

 

Y qué decir de la ambientación que viene con ella. Una biblioteca al fondo, dejando percibir los gustos literarios o el recuerdo de cómo se adquirió una colección. O un florero con flores perennes o el estilo de vida que en su época se estilaba. Todos ellos también contienen recuerdos, muchas veces olvidados.

 

Una fotografía contiene mucho, contiene demasiado, pero siempre rodeada de recuerdos, inolvidables, eso es cierto.

 

Llegaba (…) con sus cámaras y el único objetivo de detener el tiempo. Todo quedaba congelado bajo el resplandor del flash. Nada cambiaba desde el instante en que el objetivo lo establecía así.[1]

Foto JHB (D.R.A.)


[1] El tribunal de las almas. Donato Carrisi.

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