viernes, 14 de enero de 2022

UN SUEÑO AJENO

           Eso es lo que voy a relatar, un sueño que me fue contado, que podría requerir de una interpretación, así fuera freudiana, uno nunca sabe lo que esconden los sueños o simplemente era un sueño que no requería de interpretación, así no se complicaría la vida, como si fuera posible, al menos en el mundo de los sueños, que no se requiriera de los abogados, para no complicar la vida.

 

Me lo relató de la siguiente manera:

 

Muchas cosas raras pasan en mi vida. A veces sueño dormida... (será por eso que son muchas las cosas raras que le pasan, pensé y el pensamiento agregó que creía que esas frases solo se me podían ocurrir a mí, pero no). Anoche estaba durmiendo dormida y estaba de visita en la casa de un excolega de por acá cuya esposa era la exesposa de mi excuñado. El excolega iba a vender la casa, pero ya mismo porque le urgía la plata y yo me ofrecí para limpiársela sin costo alguno. Había mucho que aspirar, estaba descuidada, se notaba que hacía algún tiempo estaba inhabitada. Una vez pasada una mirada al conjunto de la sala comedor, en un rincón se encontraba una planta que estaba igualmente descuidada, no sé por qué decidí empezar a aspirar en ese rincón. A un lado, tirada con descuido había una talega de plástico, de cualquier compra que se hizo a último momento, antes de dejarla por última vez. La levanté, como se levantan aquellos objetos que están destinados a su última morada, la caneca. Pero algo llamó mi atención y la curiosidad me llevó a mirar dentro de la bolsa y mi curiosidad se vio satisfecha, no sin admiración pero con un gran aturdimiento, pues no podía creer lo que estaba viendo, dentro de la bolsa estaba creciendo la misma planta, pero al revés. Es decir la raíz, sin tierra, era la parte más próxima que asomaba, mientras el tronco y la hojas ocupaban la parte inferior de la misma bolsa. Una imagen surrealista, un espejo que reflejaba lo contrario, e inverso. Mientras miraba embelesada esa extraña representación, oí en el fondo, detrás de mí, que entre el excolega y la exesposa de mi excuñado se entablaba una conversación. No pude entender nada de ella, pero mientras ello sucedía, yo simplemente dije: "Hay feos que se pertenecen..." Inmediatamente me desperté a altas horas de la noche y me acordé de ti, tu nombre apareció de inmediato en reemplazo del the end de cualquier película, solo decía: Juan. Esa imagen me llegó inmediatamente a mi mente tan pronto como me desperté, pero aclaro que no por tu fealdad porque eres hermoso y bello, sino porque me dije a mí misma, mimisma, tienes que compartir esa frase con Juan, el bloguero filósofo de la familia: "Hay feos que se pertenecen..."

 

                Hay feos que se pertenecen, frase que me hubiera gustado que hubiera sido de mi inspiración, pero no, es ajena, como ajeno fue el sueño, a pesar de haber sido protagonista, aunque fuera el que cerrara el teatro.

 

Cada vez que emergía del sueño traía algo consigo. Una imagen, una palabra, un sonido. Esta vez era el ruido de un cristal al hacerse añicos.[1]

Tomado de Google
Interpretación-de-los-sueños-6



[1] El tribunal de las almas. Donato Carrisi. Esta frase fue la que me llevó a contar lo que me contaron. Marcie, merci.

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