Vi un
programa de la DW que creo se titulaba algo así como tecnotopía, que no sabía
que existía la palabra y que habla algo así de la utopía en la tecnología, es
decir de lo que uno se puede imaginar pero que la ciencia aún no ha podido
lograr; como sea, no sé si sea cierto el título o no, pero a lo que iba era a
la época en que exista un predictor de conductas ilícitas o inmorales en la
sociedad. Creo que hay una película que igualmente trata el asunto.
Como sea,
estaríamos jodidos y se necesitarían cárceles tan grandes como una ciudad para
ir separando a los potenciales delincuentes. Y lo peor de todo es que, siendo
sincero, nadie se escaparía de ese examen, pues de alguna manera, en algún
momento de la vida cometemos una infracción o somos proclives a cometerla o
simplemente hemos tenido el pensamiento de arrasar con la humanidad. Es decir,
nadie está libre de pecado y por los lado del Vaticano creo que, como Dante
predijo, tienen su propio infierno.
Eso me
lleva a pensar en que quienes estuvieran en el poder, para estos efectos,
serían los primeros en estar en la lista, por aquello de que quieren evitar
cualquier signo de descontento y buscan la forma de acallarlos.
Un círculo
vicioso en el que el único que podría determinar si se pasa o no el examen
sería una máquina, siempre y cuando estuviera diseñada para asumir definiciones
objetivas, eliminando cualquier subjetividad. Y de ser así, la humanidad no
escaparía de su destino. No hay de otra.
Quién no se
ha dejado llevar por las bajas pasiones? (Aunque me pregunto qué son bajas
pasiones, las del ombligo para abajo?). Es apenas normal, a mí me atacan, yo me
defiendo, hasta el final si es posible y cuando uno no tiene nada qué perder,
con mayor razón. Todos, hasta el Papa, estamos propensos a la defensa de lo
nuestro y somos capaces de llegar a límites no imaginados, hasta los más
cobardes.
Así visto,
el examen solo lo pasarían las máquinas, porque los humanos en nuestra propia
proclividad natural, podemos llegar hasta el asesinato, aunque se llame
legítima defensa.
Me
hierve la cabeza. Estoy preñado de cientos de ideas nuevas que emergen a la
superficie sin cesar.
Tal
vez sea posible, en cierta medida, controlar los pensamientos, pero
difícilmente se podrá dejar de pensar. Mi alma rebosa de formulaciones
divertidas, soy incapaz de conservarlas antes de que nuevas ocurrencias las
repriman. No logro distinguir un pensamiento de otro.
Rara
vez consigo recordar lo que he pensado. Antes de que me dé tiempo a reflexionar
sobre una idea, suele fundirse, transformándose en una idea aún mejor, pero
también es ésta tan fugaz en su naturaleza que tengo que esforzarme por
salvarla de la erupción volcánica de nuevas ocurrencias…
Tomado de Facebook
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