miércoles, 16 de noviembre de 2022

DE UTOPÍAS

            Vi un programa de la DW que creo se titulaba algo así como tecnotopía, que no sabía que existía la palabra y que habla algo así de la utopía en la tecnología, es decir de lo que uno se puede imaginar pero que la ciencia aún no ha podido lograr; como sea, no sé si sea cierto el título o no, pero a lo que iba era a la época en que exista un predictor de conductas ilícitas o inmorales en la sociedad. Creo que hay una película que igualmente trata el asunto.

             Como sea, estaríamos jodidos y se necesitarían cárceles tan grandes como una ciudad para ir separando a los potenciales delincuentes. Y lo peor de todo es que, siendo sincero, nadie se escaparía de ese examen, pues de alguna manera, en algún momento de la vida cometemos una infracción o somos proclives a cometerla o simplemente hemos tenido el pensamiento de arrasar con la humanidad. Es decir, nadie está libre de pecado y por los lado del Vaticano creo que, como Dante predijo, tienen su propio infierno.

             Eso me lleva a pensar en que quienes estuvieran en el poder, para estos efectos, serían los primeros en estar en la lista, por aquello de que quieren evitar cualquier signo de descontento y buscan la forma de acallarlos.

             Un círculo vicioso en el que el único que podría determinar si se pasa o no el examen sería una máquina, siempre y cuando estuviera diseñada para asumir definiciones objetivas, eliminando cualquier subjetividad. Y de ser así, la humanidad no escaparía de su destino. No hay de otra.

             Quién no se ha dejado llevar por las bajas pasiones? (Aunque me pregunto qué son bajas pasiones, las del ombligo para abajo?). Es apenas normal, a mí me atacan, yo me defiendo, hasta el final si es posible y cuando uno no tiene nada qué perder, con mayor razón. Todos, hasta el Papa, estamos propensos a la defensa de lo nuestro y somos capaces de llegar a límites no imaginados, hasta los más cobardes.

             Así visto, el examen solo lo pasarían las máquinas, porque los humanos en nuestra propia proclividad natural, podemos llegar hasta el asesinato, aunque se llame legítima defensa. 

Me hierve la cabeza. Estoy preñado de cientos de ideas nuevas que emergen a la superficie sin cesar.

Tal vez sea posible, en cierta medida, controlar los pensamientos, pero difícilmente se podrá dejar de pensar. Mi alma rebosa de formulaciones divertidas, soy incapaz de conservarlas antes de que nuevas ocurrencias las repriman. No logro distinguir un pensamiento de otro.

Rara vez consigo recordar lo que he pensado. Antes de que me dé tiempo a reflexionar sobre una idea, suele fundirse, transformándose en una idea aún mejor, pero también es ésta tan fugaz en su naturaleza que tengo que esforzarme por salvarla de la erupción volcánica de nuevas ocurrencias… [1]

Tomado de Facebook
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[1] Jaque mate. Jostein Gaarner.

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