miércoles, 2 de noviembre de 2022

¿POR QUÉ A MÍ?

            Es una frase que viene acompañada cuando ocurre una desgracia, pero no cualquiera, sino de aquellas que perduran en el tiempo, generalmente de larga duración. Cuando son esporádicas ni siquiera la frase aparece por las esquenas.

 

            Tampoco aparece cuando uno se gana la lotería o cambia para un mejor puesto. Seguro no se asoma cuando la vida es agradable. Cuando se es feliz nunca se pregunta por qué a mí. Irónico.

 

            Como dije, surge cuando algo
malo sucede y ese malo no se supera prontamente, se mantiene, se queda, se amaña y todo eso desespera y parece que la eternidad se hace presente, que nunca va a pasar.

 

            Se pregunta uno por qué a mí. La respuesta, sencilla. Pues porque le tocó. No era para el vecino, era para uno y ni forma de hacerle el quite, de pronto soportarlo, si podemos, con optimismo, con ese ya pasará, pues ya me tocó a mí y no al vecino -con dejo egoísta-, aunque dicen que no hay mal que dure cien años, aunque el sentimiento es el mismo que se debe sentir como si se estuviera viviendo por cien años.

 

            Entonces, por qué a mí? Sencillo, porque no era para el vecino y a uno solo le queda mancillarse en la desesperación o esperar estoicamente hasta que se supere.

 

            No hay de otra.

 

Cómo puede haberme pasado a mí algo así, señor Chadwick? —dijo—. He sido una cristiana devota toda mi vida. Nunca he hecho daño ni a una mosca y siempre he servido al Señor lo mejor que he sabido. ¿Cómo puede Él hacerme esto?[1]


Tomado de Facebook
311503225_10167300017640657_2222175242019582514_n


[1] Peter Robinson. Un trozo de corazón.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario