lunes, 7 de agosto de 2023

OPTIMISTAS

            Pensaba en que se quiera o no, somos xenófobos y, según el color, racistas. Si se quiere negar la afirmación, bien puede hacerse, me tiene sin cuidado.

             Dentro de un país sucede, nada más pensar en lo que piensa el cachaco del costeño, éste del antioqueño y aquél del pastuso. Y todos somos colombianos.

             Pero si es respecto de un venezolano inmigrante, la cosa cambia, el enemigo declarado es otro. Y no solo en países tercemundistas. Baste mencionar la relación que hay entre escoceses, galeses y británicos, para no mencionar sus colonias, así digan que no existen éstas. O de gallegos, vascos, catalanes y andaluces. Y eso aplica a cualquier lugar que se quiera mirar. Islandia, países nórdicos, en la misma África (que hablan de los blanquitos, pero eso no es racismo, solo a la visconversa, si serán). Si se quiere negar la afirmación, bien puede hacerse, al final, a quién le importa?

             En consecuencia, desde donde se vea somos xenófobos y, según el color, racistas y muchos fobos más.

             Se me ocurrió pensar en que si los inmigrantes fueran extraterrestres, ahí sí todos seríamos seres humanos, buenos hermanos y estaríamos unidos todos contra los nuevos inmigrantes.

             Es decir, somos xenófobos y racistas a conveniencia, lo que me lleva a concluir que no se puede confiar en el ser humano. 

Los primeros meses de este año se pasaron en las discusiones acaloradas que tuvieron lugar en el recinto de la Cámara, en donde se elaboraba la constitución que debería dar felicidad á esta desgraciada nación. Lo consiguió acaso? Nó, porque no hay obra humana perfecta, y mucho menos cuando en las discusiones toman parte los intereses personales, las ambiciones íntimas, los odios de partido.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Lecciones de historia. Soledad Acosta de Samper.


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