viernes, 9 de agosto de 2024

MAS CURIOSIDADES

                 Los especialistas coinciden en admitir un número muy pequeño de sentimientos innatos y universales. Oatley y Johnson-Laird[1] dicen que hay cinco emociones básicas: alegría, tristeza, miedo, furia y asco. Ekmann[2] reduce la selva sentimental a seis troncos: alegría, tristeza, miedo, furia, asco y sorpresa. Dahl sube a ocho: contento, alegría, depresión, ansiedad, amor, sorpresa, ira, miedo. Plutchick[3] también admite ocho: miedo, furia, alegría, tristeza, aceptación, aversión, expectación y sorpresa. William James[4], a quien el tema debió de cogerle en un mal día, dijo que todas estas clasificaciones eran una tontería, porque los sentimientos son infinitos.[5]

 Siempre hay un simplista, sin ser peyorativo -pues soy uno de ellos-, que ve las cosas en una dimensión elemental. Nótese que en los listados de la cita, cualquiera que él sea, solo aparece una sensación positiva, el resto son negativas (según los expertos), por qué? Así de negativos somos en esta vida?

 Preguntas que me asaltaron nada más leí el párrafo transcrito. Pero me calmé al ver que el James citado podía ser el más acertado y de esa manera se podrían equilibrar los negativos con los positivos. Pero leyendo un poco de Plutchick decía que las emociones no son de por sí ni buenas, ni malas[6]. De por sí, me dejó pensando. Dentro de mi simplismo aludido pensé en si había certeza en la afirmación. Y, a pesar de mi ignorancia, no cabe en mi cabeza que la emoción sea neutra, pues la alegría es algo bueno, digo. La ira y el miedo son algo malo, me digo. Habría que saber todo el contexto para poder opinar, supongo, pero en mi simpleza y limitación no lo creo y perdura la duda de por qué, según los conocedores, son más las emociones negativas que las positivas o será por eso que somos tan pesimistas?

 Vaya uno a saber, la emoción me venció!

 

Abrí el libro por la primera página de los azules. Había infinitos cuadraditos con los matices más increíbles. Debajo de cada uno, los nombres. Algunos jamás los había oído mencionar y, no conociendo sus nombres, tampoco los había visto jamás. Las cosas existen sólo si tienes las palabras para nombrarlas, me dije mientras empezaba a pasar las páginas.[7]



[1] Philip Johnson-Laird es catedrático en el departamento de psicología de Princeton University y autor de numerosos libros en cognición humana y psicología del pensamiento.​​ Keith Oatley es un novelista anglocanadiense y profesor emérito de psicología cognitiva en la Universidad de Toronto. 

[2] Paul, es un psicólogo estadounidense pionero en el estudio de las emociones y su expresión facial.​ Asume al respecto una perspectiva evolutiva, en el sentido de que el desarrollo temporal de los rasgos y estados del ser humano es el fundamento de sus investigaciones

[3] Robert Plutchick Es más conocido por haber creado la Rueda de las Emociones, en la cual se muestra la interrelación de las emociones humanas.

[4] Fue un filósofo y psicólogo estadounidense con una larga y brillante carrera en la Universidad de Harvard, donde fue profesor de psicología, así como fundador de la psicología funcional.

[5] Ética para náufragos. José Antonio Marina. Las citas de referencia de autores mencionados no es que sea yo conocedor del tema -o que me implique en ellos- sino que siempre me gusta al menos echar una somera mirada a las biografías para tener una referencia de quienes son.

[6] https://es.wikipedia.org/wiki/Robert_Plutchik

[7] Gianrico Carofiglio. Dudas razonables.


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