viernes, 27 de septiembre de 2024

¿EVOLUCIÓN?

                 Soy viejo, lo sé. En mi época de niñez y aún de juventud, mi opinión no tenía ningún valor y era invisible en conversaciones de mayores y ni atreverse a intervenir porque bastaba el coscorrón o una mirada peligrosa para saber por dónde se andaba. Es cierto, hasta se nos prohibía hablar, opinar cuando los mayores mantenían su conversación, así fuera intrascendente. Y es cierto que antes de los 12 o 14 años, qué sé yo, no teníamos opiniones, éramos unos tarados, visto en la distancia.

                 Hoy, pensemos nada más en los nacidos después del dos mil, se ha notado cierto cambio que va galopante, eso veo. Hoy, al tener contacto con un niño de cinco años y a lo largo de los anteriores, muchas veces me veo hablando con otro viejo, tocando temas como la muerte, muy naturalmente (ya estás viejo, te vas a morir? Te vas a ir al otro plano?), por citar un ejemplo. (Y eso que me tocó una conversa sobre la independencia en que ese niño culminaba con un: bien bobos los españoles, ponerse a pelear para nada. Y tenía razón, supongo). De cinco años hablando de muerte e historia, quién se lo podría imaginar hace cincuenta años.

                 Dentro de los jóvenes ya se oyen conversaciones maduras (aunque no en todos los casos, pero ya es notorio), como si ya fueran cincuentones.

                 Por qué ese cambio, me preguntaba. Es cuestión de evolución darwiniana? Es que los cambios surgidos en la generación anterior (o sea de los que hoy son padres) fijaron en su ADN el cambio que se venía generando y lo transmitieron a estos nuevos niños?

                 Y lo curioso es que el cambio he venido notando que es desde bebés, se han vuelto más inteligentes respecto de lo tarados que éramos en nuestra época.

                 La inquietud me surgió al ver un documental (Y ahora qué? El futuro según Bill Gates).

                 Y ésta es sólo una pregunta que me aventuro a hacer, ya habrá alguien que la explique, si es que tiene explicación. 

No era momento de contradecir al emperador. En realidad, nunca era buen momento para una torpeza semejante, pero la información que poseía tenía que presentarla sin falta y sin omitir detalle.[1]  

Tomado de Facebook
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[1] Los asesinos del emperador. Santiago Posteguillo.


lunes, 23 de septiembre de 2024

SUEÑO

                 Una palabra que contiene muchas significancias. Sueño de somnolencia, sueño de soñar, sueño de ilusión o de deseo, entre otras más[1]. Supongo que para eso está el contexto, para distinguirlas.

                 Hoy me concentro en el sueño de soñar[2] (Sucesos o imágenes que se representan en la fantasía de alguien mientras duerme. Sin.: ensoñación, ensueño, pesadilla.) Pensaba en este adormecimiento, me imaginaba cómo los sueños sobrevolaban alrededor del soñador, se pudieran entrelazar con otros sueños ajenos, deambular entre ellos, a veces tocándose, otras involucrándose. Lo sé, no es posible porque el sueño queda atrapado en la zona craneal, pero pensaba en la posibilidad de que se proyectaran al exterior y jugaran en el espacio, tal como se imaginaba el mismo sueño estando en el exterior soñado. Era un sueño de ilusión, de deseo.

                 Me imaginaba, en fin, cómo en medio del sueño viajábamos al exterior, como dicen ser los viajes astrales, sin límite, sin tiempo, sin espacio, simplemente libres, como es el guion que les lleva a lugares y situaciones inimaginables. Me imaginaba igualmente cómo serían las horas anteriores al amanecer, en el que casi todos estamos durmiendo y que lo único que sucede en el exterior es el cúmulo invisible de sueños soñados, una ciudad completa soñando, sin ser vistos, sin ser compartidos, una interacción de sueños sin involucrarse unos con otros. Y pensaba en Cortázar, parangonándolo: Si me ves en alguno de tus sueños, abrázame que te extraño[3].

Tomado de Facebook
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                 Y eso me hizo pensar en alguna frase leída por ahí: Te espero en el sueño de siempre, no llegues tarde! 

Sé perfectamente que siempre soñamos, aunque luego no nos acordemos. Pero ¿se puede decir que algo existe si nadie lo percibe ni lo recuerda? Sobre todo si no es un objeto, sino tan solo una fugaz representación de la mente que duerme. No lo sé, tengo mis dudas.[4]

Tomado de Facebook
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[1] 1. m. Acto de dormir. Ant.: vigilia, vela. 2. m. Gana de dormir. Tengo sueño. Ant.: insomnio. 3. m. Acto de representarse en la fantasía de alguien, mientras duerme, sucesos o imágenes.  4. m. Sucesos o imágenes que se representan en la fantasía de alguien mientras duerme. Sin.: ensoñación, ensueño, pesadilla. Ant.: realidad. 5. m. Cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse.

[2] A su turno, soñar es 1. tr. Representarse en la fantasía imágenes o sucesos mientras se duerme. U. t. c. intr. Sin.: dormir. 2. tr. Discurrir fantásticamente y dar por cierto y seguro lo que no lo es. U. t. c. intr. Sin.:  imaginar, fantasear, idealizar, ilusionarse. 3. tr. Temer a alguien, acordarse de su venganza o castigo. U. m. c. amenaza. Yo os haré que me soñéis. Me vas a soñar. 4. intr. Anhelar persistentemente algo. Soñar con grandezas.

[3] Con precisión decía: Si me ves en alguno de tus pensamientos, abrázame que te extraño.

[4] La disciplina de Penelope. Gianrico Carofiglio.




viernes, 20 de septiembre de 2024

DESACOSTUMBRARSE

                 Durante muchos, muchos años nos acostumbramos a que los modelos de las propagandas eran eso, modelos, estereotipos, prototipos de lo que nos hubiera gustado ser, especialmente a nosotros, los feos.

                 Han pasado los años y cualquier día que me dio por ver nuevamente la emisión de televisión nacional me llamó la atención que los modelos que se usan en las propagandas son gente normal, común y corriente, aunque reconocí que en algunos casos resultaban más feos que uno mismo (supongo que más de uno pensó que estoy siendo clasista, racista, discriminador. Tal vez, uno nunca sabe).

                 Como sea, son cambios que deben aceptarse, como es la moda de incluir en toda, y digo en toda película, un negro, un oriental, un mejicano, un marica, lesbianas, no importa si son buenos actores, para que de esa forma no puedan ser tratados de discriminadores o transgresores del pensamiento, aunque lo sean.

                 Y hablando de moda, los modelos (recuérdese que soy de la vieja guardia y si digo modelos uso el genérico que enseña la real academia que incluye a ambos sexos, aunque debe entenderse toda la gama de los sin sexo, darkqueen, heteros y demás genialidades inventadas y a eso he llegado al tratar de exculparme de cualquier omisión para que no se me tilde de cualquier cosa, aunque son libres de tildarme de lo que se les dé la gana, pues a mi edad me da lo mismo la opinión ajena, como si me importara, agrego sin dejo de agresión). Decía que hablando de modas y modelos, con sus consiguientes desfiles, cada vez son más grotescos, aunque sigan manteniendo éstos aquella mirada de bacterióloga, mirándonos con esa mirada de mierda a la vista. Y son más grotescas sus miradas que antaño y con las vestimentas estrafalarias que se ponen, los hacen ver peor de lo que son, pero estos son los tiempos modernos que me ha tocado vivir y ni modo, estamos jodidos, pero contentos, me tocará decir para cerrar este capítulo. 

Así, el concepto de materia en la física subatómica, por ejemplo, es totalmente diferente de la idea tradicional asignada a la sustancia material en la física clásica. Lo mismo ocurre con los conceptos de tiempo, espacio, causa y efecto. Y dado que nuestra perspectiva del mundo está basada en tales conceptos fundamentales, al modificarse estos, nuestra visión del mundo ha comenzado a cambiar.[1]

Tomado de Facebook
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[1] El Tao de la física. Fritjof Capra.

lunes, 16 de septiembre de 2024

CANTINFLADAS

                 Ya no estoy para sutilezas, sé la existencia de la diferencia entre moral y ética, pero abreviemos y digamos -como algunos sostienen, supongo- que al final es lo mismo. Dejemos que juristas y filósofos sigan discutiéndolo al no tener más cosas en qué ocuparse, tan solo en las nimiedades de los términos, al mejor estilo de los viejos concilios.

                 Pero bueno, entrando en el cuento, la cuestión es que a lo largo de los siglos, creo haberlo dicho en alguna lejana oportunidad, ética y moral se han venido corrigiendo en materia limítrofe a gusto de época y consumidor. Su constancia ha sido escasa, cada época las ha estirado o las ha aflojado a necesidad.

                 Y me sentí cantinflesco, como alocución presidencial distractora que hace unos días hizo el honorable presidente que nos cargamos, la cual no vi por no soportarlo decir tanta estupidez, dentro de su paranoia.

                 A qué viene entonces el cuento, me preguntaba ahora, si era que tenía claro el tema en el que me ensartaba pero por embelecos de la pluma y del pensamiento todo giraba sin centrarse en la idea o al menos en la discusión.

                 Noté que todo se salía de mis manos, por alguna alusión que sin imagen se distorsionaba, se tergiversaba; por interpretación se desdoblaba; por inquina, alguien se decía: es que éste no podrá centrarse? Es que no es posible que concrete? (Recordaba los comités a los que antaño me invitaban).

 

                Y ese alguien, que era yo mismo, me daba cuenta de que todo se volatilizaba, se evaporaba, se refundía, se confundía y en últimas me dijo (me dije): Qué carajos, ya ni para escribir sirvo. La bobada del señor presidente se me pegó. 

Durante todo el rato no había dicho nada. Ni yo tampoco. Incluso después permanecimos los dos sin hablar durante un tiempo indefinido. Y, tal vez por primera vez en mi vida, no me encontraba incómodo en el silencio. No sentía la ansiedad de rellenarlo, de cualquier modo, con mi voz o cualquier otro ruido. Tenía la impresión de intuir su urdimbre delicada, móvil. La música, pensé en aquel momento.[1]

Tomada de Google
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[1] Testigo Involuntario. Gianrico Carofiglio.


viernes, 13 de septiembre de 2024

VANOS

                 Nuestros actos son vanos.

                 Lo oí en televisión. Será cierto? Me pregunté. Depende, me respondí, depende y de cómo se vea. En eso llegó a mi memoria a Machado acompañado de Serrat: Todo pasa y nada queda, pero lo nuestro es pasar.

                 Como seres humanos, es decir, el género, lo somos. Como individualidad, nos oponemos porque no podemos soportar no ser nada, buscando siempre ser alguien, ser el centro de atención respecto del resto de mortales. Y aún estos pensamientos nos hacen sentir vanos, porque en últimas resultamos ser intrascendentes, al no pasar a la historia y aún a quienes pasaron a la historia, todo para ellos resulta ser vano, porque están muertos y, por ende, no saben de su propia trascendencia histórica, que a la larga y en todo caso es intrascendente, solo son un nombre en el transcurrir del tiempo que todo lo evapora o preguntemos a las nuevas generaciones sobre Epícteto, Esopo o Euclides, cuyos nombres no les dicen nada, a pesar de lo que fueron.

                 Así todo se reduce a lo vano que es la vida. 

se quedó sola en la playa, viendo cómo las pisadas eran borradas por el agua del mar. Así, pensó, desaparecen las personas, pero ¿y la impronta que éstas dejan en nuestro ser? [1]

Tomado de Facebook
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[1] El séptimo círculo del infierno. Posteguillo.


miércoles, 11 de septiembre de 2024

INCONGRUENCIAS

                 Oí a algún nutriólogo hablando de alimentación consciente. Fuera de muertos o enfermos creo que toda alimentación es consciente, tanto como el andar y el pensar, a su modo, supongo. Pero la moda, en todas las profesiones, en todas las actividades es poner nombres rimbombantes, para sentirse superiores, creo. No estoy del todo seguro, porque la vida no es segura, creo.

                 Alejándome del uso de frases y palabras que se endulzan o salan a gusto de consumidor, en estos días oí a otro nutriólogo que decía que comer cinco veces al día era pura carreta. Como lo era, cuando estaban de moda, comer a deshoras, comer según demanda, no comer, comer pero no comer, ser vegano pero no carnívoro, o al revés, que unas cosas son buenas, pero que otras no, pero el otro nutriólogo dice lo contrario y todos se llevan la contraria y todos los anónimos, como estúpidos siguiendo la moda, no comemos o nos atragantamos, dejamos de comer ciertas cosas que resultan ser necesarias o por seguir la corriente dejamos de hacerlo, mejor dicho en esta materia todo es un galimatías.

                 En nuestros tiempos las comidas básicas eran el desayuno, el almuerzo y la comida, plenamente tanqueado y los dos últimos incluían sopa, seco y postre. El seco era el famoso acpm de nuestra época: arroz, carne, papa y maduro, con las lentejas, garbanzos o fríjoles que constituían el principio. Seco y principio, en materia de comidas, solo lo entenderemos los viejos, los nacidos hasta el setenta. Naturalmente si se estaba en el colegio se incluía dentro de la dieta las medias nueves y las onces, con lo que mal contado se llegaba a las cinco comidas diarias, a pesar de lo que dijeran los nutriólogos. Y todo a sus horas, siete de la mañana, medio día y siete de la noche, en reunión completa. Todos comíamos lo mismo, unos más que otros (por aquello también de preferencias maternas), al que le gustaba le gustaba y al que no, el viejo refrán: al que no quiere se le dan dos tazas! Sagrada filosofía familiar.

 Pero hoy, hay de todo: dieta vegetariana, de paleo[1], detox[2], hipocalórica, por puntos, proteica, mediterránea, además de las preventivas, curativas o paliativas y más raras: DASH[3], Cetogénica[4], de Ayuno Intermitente, de la Zona[5], Dieta Atkins[6] que no sé, ni me interesa saber que son. Hay para todos, como en botica, se decía antaño.

 Y eso sin mencionar las dietas que recomiendan que cada bocado debe masticarse al menos ciento cincuenta veces o no sé cuantas, no sé si para hacer de la comida una eternidad o para que el hambre se vaya.

 Como siempre me digo, déjeme mi barriga quieta, que no le estorba a nadie y menos a mí.

 Y realmente cuál sirve? Si sirven de algo? Cuando el médico me manda al nutriólogo, hasta ahí llega mi impulso, sigo comiendo según mi presupuesto, según mis gustos, según mi antojo, porque para mí no es lo de la dieta, esa me la fija el restaurante y el hambre. 

—Si a mí me dijeran que estoy enfermo como Dax, me gustaría que alguien me ayudara a salir rápido del trance. Los médicos a veces son increíblemente crueles. Cuando llega lo inevitable deberían ser más humanos y tener una mejor idea de lo que es el sufrimiento.[7]


Tomado de Facebook
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[1] también denominada dieta paleolítica, está basada en la forma en cómo se alimentaban nuestros antepasados más primitivos. Sí, en esta dieta los alimentos principales son carne, pescado, huevos, verduras, hortalizas, frutas, semillas, flores y brotes.

[2] Otra palabreja rimbombante, por no decir que es desintoxicante.

[3] Enfoques Alimenticios para Detener la Hipertensión. Quién se lo iba a imaginar, no basta con que sea baja en sal?

[4] Se denomina dieta cetogénica (DC) a aquella rica en grasa y pobre en proteínas y carbohidratos. Está diseñada para remedar los cambios bioquímicos asociados con el ayuno. 

[5] se basa en alcanzar el equilibrio hormonal, que permite, según su creador, quemar las grasas de forma más rápida, ser libre frente al hambre y evitar la inflamación celular.

[6] es un popular plan de alimentación con bajo contenido de hidratos de carbono creado en la década de 1960 por el cardiólogo Robert C. Atkins. Esta dieta limita la cantidad de hidratos de carbono y se centra en los alimentos con aporte de proteínas y grasa.

[7] El hombre que amaba los perros. Leonardo Padura.


lunes, 9 de septiembre de 2024

Y SI…

                 Estamos confiando demasiado en la tecnología y no prevemos un plan B sin que ella intervenga, internet incluido.

                 Ya casi todo es tecológico y automatizado y conforme a las expectativas que se tienen, pronto todo será manejado de esa manera. Bastará una orden o un reconocimiento facial para abrir la puerta, poner el desayuno, apagar las luces y todas esas cosas que se ven en las películas futuristas -que ya no nos asombran-, todo ello pronto se verá.

                 Confiamos en la tecnología y en el internet ciegamente, como la fe de un seminarista.

                 Ya no consideramos la necesidad de un plan B o uno alternativo en caso de que algo suceda, porque estamos casi seguros de que nada va a pasar o al menos eso esperamos, hemos desbocado nuestra fe en esa seguridad que puede que no sea tan mala, pero brujas hay.

                 Somos confiados, tal vez demasiado.

                 Recuerdo que hace cuarenta años que para conectar el gas en la casa decían que el gas jamás se iba a acabar. Y hoy, cuarenta años después, ya estamos buscando en dónde comprar gas. Por las riquezas hídricas de este país teníamos agua hasta el fin del mundo y nos vemos ahora en plan de ahorro porque la verdad de antaño ya hoy no la es. Y así podría seguir con muchos ejemplos pero y el plan B de ahora? Como que será mejor dejar el problema para la siguiente generación, supongo.

                 El raciocinio que me hice es muy simple, simplista dirá alguien. Sin agua, no hay luz, sin luz no hay internet ni tecnología que valga (y eso sin pensar en las constantes ráfagas solares que ahora suceden y que de cualquier manera afectan al planeta).

                 Que soy ave de mal agüero, lo sé, pero hay cosas que suceden y parece que pasan desapercibidas o son de poca monta, Como por ejemplo, me pasó hace algunos días al ir a reclamar la droga mensual, resultó que el sistema estaba caído y no se sabía cuándo volvería. Olímpica respuesta. Y nos hemos acostumbrado y ya no decimos nada, ni perdemos el tiempo quejándonos, el problema no es uno que pueda solucionar el cajero, nos conformamos, sabemos que no hay plan B, aunque para ellos el plan B es volver a conectar el sistema, pues toca volver otro día, rezando para que haya sistema y no se pierda el viaje, en una palabra, no podemos hacer nada, fuera de insultarlos, mental o verbalmente.

                 Ya veremos qué pasa ante la ausencia del plan B. La humanidad se congelará? Ya veremos. 

Siempre queda algo por decir cuando ya no queda tiempo para decirlo.[1]

Tomado de Facebook
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[1] Respirar por la herida. Víctor del Árbol Romero.


viernes, 6 de septiembre de 2024

SIN SENTIDO, CON_SENTIMIENTO?

                 Como para leer haciendo pausas digeribles, son pensamientos ajenos y como tales reflexivos, que sabemos pero no queremos saber, que sabemos pero preferimos callar.


 Qué coño de pregunta. ¿Por qué? ¿Por qué se lee un libro? ¡Y yo qué sé! Porque me apetece. Porque me lo encontré delante cuando no tenía nada que leer o que hacer. Porque me ha llamado la atención la tapa; o el título. O dos palabras puestas la una al lado de la otra en una página abierta al azar  ¿Por qué se lee un libro? —No lo sé. Quiero decir, no hay un porqué. Lo vi en la librería, lo compré y lo leí.[1]


 Las demás consistían tan solo en el relato de una vida ordinaria y carente de vaivenes o claroscuros: un poco triste, gris, marcada por veleidades banales y oscuramente iluminada por el trágico acto final.[2]

 

Objetivamente, Mario Rossi no llevaba una vida excitante. Si Giuliana se aburría, tal vez no le faltara razón.[3]

 

De pequeño uno no tiene claro lo que es normal y lo que no lo es. Pensándolo bien tampoco lo tienes claro cuando eres adulto.[4]

 

Los recuerdos no se esfuman y desaparecen. Están todos ahí, escondidos bajo la delgada costra de la consciencia. Incluso los que creíamos perdidos para siempre. A veces se quedan allí debajo toda una vida. Otras, en cambio, ocurre algo que hace que reaparezcan.[5]

 

Cada cual intenta contarse a sí mismo una historia coherente que recoja lo que somos, o lo que creemos que somos, las experiencias que nos han marcado o que creemos que nos han marcado. Cada uno de nosotros está convencido de tener opiniones, pero casi nunca es verdad.[6]

               

Me topé con una frase de un escritor francés que decía así: «A fuerza de ser infeliz uno acaba siendo ridículo». Diría que fue un momento de iluminación de no ser porque esa expresión suena demasiado enfática. Dicho de otra manera: me veía a mí mismo como un personaje trágico y, de repente, me sentí ridículo, porque estaba disfrutando de mi sufrimiento. Otra forma de no asumir responsabilidades.
—A fuerza de ser infeliz acabas siendo ridículo…

—Sí.[7]

 

Un personaje le pregunta a otro: «¿Tiene usted miedo de la muerte?». Respuesta: «No especialmente, lo que me molesta es la idea de los preliminares».[8]

 

Pero la mayoría de las personas somos cobardes. Nos mentimos a nosotros mismos en lugar de afrontar las cosas.[9]

 

Le haya pasado lo que le haya pasado, no cometa el error que cometí yo. No se apegue a su infelicidad. Nos parece un comportamiento heroico, pero en realidad es una estupidez.[10]

 

No recuerdo quién dijo que el azar casi siempre nos da lo que nunca nos habríamos atrevido a pedir.[11]

 

hablando de escribir bien no es una extravagancia sino una artimaña para recordar una verdad de perogrullo: que somos autores de nuestra biografía y nos pertenece el copyright.[12] 

«quien no hace nada no comete errores»[13]


Tomado de Facebook
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[1] Con los ojos cerrados. Gianrico Carofiglio.

[2] La disciplina de Penelope. Gianrico Carofiglio.

[3] La disciplina de Penelope. Gianrico Carofiglio.

[4] Las tres de la mañana. Gianrico Carofiglio.

[5] Las perfecciones provisionales. Gianrico Carofiglio.

[6] Rencor. Gianrico Carofiglio.

[7] Rencor. Gianrico Carofiglio.

[8] Rencor. Gianrico Carofiglio.

[9] Rencor. Gianrico Carofiglio.

[10] Rencor. Gianrico Carofiglio.

[11] Rencor. Gianrico Carofiglio.

[12] Ética para náufragos. José Antonio Marina.

[13] Churchill, la biografía. Andrew Roberts.