Oí a algún nutriólogo hablando
de alimentación consciente. Fuera de muertos o enfermos creo que toda
alimentación es consciente, tanto como el andar y el pensar, a su modo,
supongo. Pero la moda, en todas las profesiones, en todas las actividades es
poner nombres rimbombantes, para sentirse superiores, creo. No estoy del todo
seguro, porque la vida no es segura, creo.
Alejándome del uso de frases y
palabras que se endulzan o salan a gusto de consumidor, en estos días oí a otro
nutriólogo que decía que comer cinco veces al día era pura carreta. Como lo
era, cuando estaban de moda, comer a deshoras, comer según demanda, no comer,
comer pero no comer, ser vegano pero no carnívoro, o al revés, que unas cosas
son buenas, pero que otras no, pero el otro nutriólogo dice lo contrario y
todos se llevan la contraria y todos los anónimos, como estúpidos siguiendo la
moda, no comemos o nos atragantamos, dejamos de comer ciertas cosas que
resultan ser necesarias o por seguir la corriente dejamos de hacerlo, mejor
dicho en esta materia todo es un galimatías.
En nuestros tiempos las comidas
básicas eran el desayuno, el almuerzo y la comida, plenamente tanqueado y los
dos últimos incluían sopa, seco y postre. El seco era el famoso acpm de nuestra
época: arroz, carne, papa y maduro, con las lentejas, garbanzos o fríjoles que
constituían el principio. Seco y principio, en materia de comidas, solo lo
entenderemos los viejos, los nacidos hasta el setenta. Naturalmente si se
estaba en el colegio se incluía dentro de la dieta las medias nueves y las
onces, con lo que mal contado se llegaba a las cinco comidas diarias, a pesar
de lo que dijeran los nutriólogos. Y todo a sus horas, siete de la mañana,
medio día y siete de la noche, en reunión completa. Todos comíamos lo mismo,
unos más que otros (por aquello también de preferencias maternas), al que le
gustaba le gustaba y al que no, el viejo refrán: al que no quiere se le dan dos
tazas! Sagrada filosofía familiar.
Pero hoy, hay de todo: dieta
vegetariana, de paleo,
detox,
hipocalórica, por puntos, proteica, mediterránea, además de las preventivas,
curativas o paliativas y más raras: DASH,
Cetogénica,
de Ayuno Intermitente, de la Zona,
Dieta Atkins
que no sé, ni me interesa saber que son. Hay para todos, como en botica, se
decía antaño.
Y eso sin mencionar las dietas
que recomiendan que cada bocado debe masticarse al menos ciento cincuenta veces
o no sé cuantas, no sé si para hacer de la comida una eternidad o para que el
hambre se vaya.
Como siempre me digo, déjeme mi
barriga quieta, que no le estorba a nadie y menos a mí.
Y realmente cuál sirve? Si sirven
de algo? Cuando el médico me manda al nutriólogo, hasta ahí llega mi impulso,
sigo comiendo según mi presupuesto, según mis gustos, según mi antojo, porque para
mí no es lo de la dieta, esa me la fija el restaurante y el hambre.
—Si a mí me dijeran que estoy enfermo como
Dax, me gustaría que alguien me ayudara a salir rápido del trance. Los médicos
a veces son increíblemente crueles. Cuando llega lo inevitable deberían ser más
humanos y tener una mejor idea de lo que es el sufrimiento.
Tomado de Facebook
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