Nuestros actos son vanos.
Lo oí en televisión. Será
cierto? Me pregunté. Depende, me respondí, depende y de cómo se vea. En eso
llegó a mi memoria a Machado acompañado de Serrat: Todo pasa y nada queda, pero
lo nuestro es pasar.
Como seres humanos, es decir, el
género, lo somos. Como individualidad, nos oponemos porque no podemos soportar
no ser nada, buscando siempre ser alguien, ser el centro de atención respecto
del resto de mortales. Y aún estos pensamientos nos hacen sentir vanos, porque
en últimas resultamos ser intrascendentes, al no pasar a la historia y aún a
quienes pasaron a la historia, todo para ellos resulta ser vano, porque están
muertos y, por ende, no saben de su propia trascendencia histórica, que a la
larga y en todo caso es intrascendente, solo son un nombre en el transcurrir
del tiempo que todo lo evapora o preguntemos a las nuevas generaciones sobre
Epícteto, Esopo o Euclides, cuyos nombres no les dicen nada, a pesar de lo que
fueron.
Así todo se reduce a lo vano que
es la vida.
se quedó sola en la playa, viendo cómo las
pisadas eran borradas por el agua del mar. Así, pensó, desaparecen las
personas, pero ¿y la impronta que éstas dejan en nuestro ser?
Tomado de Facebook
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