miércoles, 4 de septiembre de 2024

VOYAGERS

                 No sé qué me llevo a pensar en un disco que se lanzó al espacio, hace muchos, muchos años. Era de oro (bueno, de cobre pero bañado en oro), no por su valor en este planeta sino por el valor intrínseco del metal que aguantaría una buena travesía, según recuerdo que dijeron.

                 Contenía información de este planeta y de sus habitantes, lanzado con la esperanza de que alguien lograra recibirlo y así darnos a conocer, supongo.

                 Hoy pensé en que no tenía ni idea de la información que contenía. Supuse que era un compendio de historia humana, también de la natural, al mejor estilo de la que aparece en la película El quinto elemento, completica, supongo que alrededor de al menos diez mil años de historia, sin tapujos ni eufemismos.

                 Ante el tema me sentí ignorante y decidí verificar con Wikipedia[1] con el fin de ampliar mi conocimiento -innecesario a esta edad, supongo- y vaya sorpresa, no era lo que pensaba que se hubiera mandado. Por el contrario se pinta el planeta como el paraíso, una raza humana para mostrar, la superior entre las especies. Contiene los saludos hasta en suajili -que ni acá lo conocemos, a pesar de que la vicepresidenta quiera hacerlo oficial-, sonidos de la naturaleza y piezas musicales, ondas cerebrales (pero no las mías), una colección de 116 fotografías (una de las cuales es para calibración) que muestran las diferentes formas de vida en la Tierra y la sociedad humana, y creo que un código para que puedan descifrar el contenido. Todo ello enviada (en dos discos) en las Voyagers.

                 Lo bueno es que, según los cálculos que hicieron, si algún extraterrestre las encuentra, lo hará en aproximadamente 40.000 años (luz? Supongo). Es decir que como ya han pasado 47 años del lanzamiento, todavía faltan como 39.953 años, o para dimensionar mejor, se necesitarían 461.9 vidas para que llegaran -si se calcula una vida en 80 años-. Y no sigo con elucubraciones como cuánto tiempo demorarían en descifrar el contenido, cuántos en digerirlos, cuántos en decidirse -supongo que habrá comités para todo ello- y cuántos en venir a verificar la información recibida.

                 Pensé entonces en la forma en que se vende la información. Demostramos que somos la raza superior, que vivimos en un paraíso, qué desilusión si conocieran la verdad. Aunque dentro de cuarenta mil años supongo que ya la raza humana habrá desaparecido -si seguimos como vamos- y del planeta ni qué decir y cuando lleguen (40.000 años adicionales, sería lo que duraría el retorno, para devolvernos los discos que puede que piensen que perdimos por algún descuido, pues parto de la base de que los extraterrestres sí son honrados), se sentirán totalmente desilusionados y podrán verificar lo mentirosos que somos los seres humanos. Y eso sin que hubieran conocido la realidad de la situación, de la verdadera historia a través de los siglos tanto del planeta como de la raza humana, presentada, como dije, al mejor estilo del Quinto elemento, esa escena en que Leeloo lloraba al verificar la enciclopedia de nuestra historia, llena de barbarie, miseria, revoluciones, dictadores, torturas y todo aquello que en el disco enviado se calla, porque de incluirse, nadie, pero nadie es nadie, se atrevería a venir, ni siquiera de visita, ni siquiera a someternos como sus esclavos, por lo peligrosos que podíamos resultar; es que ni siquiera vale la pena que nos sometan, ni que nos civilicen, a pesar de las otras bondades que efectivamente hay en los seres humanos.

                 Lo cierto es que no somos tan buenos como nos pintamos (ni tan malos como ocultamos), ni es que sea un planeta tan adelantado, respecto del que vinieran, supongo.

                 Pero al mejor estilo gringo, el marketing es lo importante, como se venda, se vende! 

… y me dije que era mejor que me volviera imbécil paso a paso, no de golpe. De momento, era mejor seguir con el trabajo.[2]


Tomada de Google


[1][1]https://es.wikipedia.org/wiki/Disco_de_oro_de_las_Voyager#:~:text=Buscar-,Disco%20de%20oro%20de%20las%20Voyager,-dos%20discos%20fonogr%C3%A1ficos. El disco de oro de las Voyager (titulado en inglés como "The Sounds of Earth", en español como Sonidos de la Tierra) son dos discos fonográficos de cobre bañado en oro y de 30 cm de diámetro1​ que acompañan a las sondas espaciales Voyager, lanzadas en 1977 y que tardarán 40 000 años en alcanzar las proximidades de la estrella más cercana a nuestro sistema solar.

[2] Las perfecciones provisionales. Gianrico Carofiglio.


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