miércoles, 11 de septiembre de 2024

INCONGRUENCIAS

                 Oí a algún nutriólogo hablando de alimentación consciente. Fuera de muertos o enfermos creo que toda alimentación es consciente, tanto como el andar y el pensar, a su modo, supongo. Pero la moda, en todas las profesiones, en todas las actividades es poner nombres rimbombantes, para sentirse superiores, creo. No estoy del todo seguro, porque la vida no es segura, creo.

                 Alejándome del uso de frases y palabras que se endulzan o salan a gusto de consumidor, en estos días oí a otro nutriólogo que decía que comer cinco veces al día era pura carreta. Como lo era, cuando estaban de moda, comer a deshoras, comer según demanda, no comer, comer pero no comer, ser vegano pero no carnívoro, o al revés, que unas cosas son buenas, pero que otras no, pero el otro nutriólogo dice lo contrario y todos se llevan la contraria y todos los anónimos, como estúpidos siguiendo la moda, no comemos o nos atragantamos, dejamos de comer ciertas cosas que resultan ser necesarias o por seguir la corriente dejamos de hacerlo, mejor dicho en esta materia todo es un galimatías.

                 En nuestros tiempos las comidas básicas eran el desayuno, el almuerzo y la comida, plenamente tanqueado y los dos últimos incluían sopa, seco y postre. El seco era el famoso acpm de nuestra época: arroz, carne, papa y maduro, con las lentejas, garbanzos o fríjoles que constituían el principio. Seco y principio, en materia de comidas, solo lo entenderemos los viejos, los nacidos hasta el setenta. Naturalmente si se estaba en el colegio se incluía dentro de la dieta las medias nueves y las onces, con lo que mal contado se llegaba a las cinco comidas diarias, a pesar de lo que dijeran los nutriólogos. Y todo a sus horas, siete de la mañana, medio día y siete de la noche, en reunión completa. Todos comíamos lo mismo, unos más que otros (por aquello también de preferencias maternas), al que le gustaba le gustaba y al que no, el viejo refrán: al que no quiere se le dan dos tazas! Sagrada filosofía familiar.

 Pero hoy, hay de todo: dieta vegetariana, de paleo[1], detox[2], hipocalórica, por puntos, proteica, mediterránea, además de las preventivas, curativas o paliativas y más raras: DASH[3], Cetogénica[4], de Ayuno Intermitente, de la Zona[5], Dieta Atkins[6] que no sé, ni me interesa saber que son. Hay para todos, como en botica, se decía antaño.

 Y eso sin mencionar las dietas que recomiendan que cada bocado debe masticarse al menos ciento cincuenta veces o no sé cuantas, no sé si para hacer de la comida una eternidad o para que el hambre se vaya.

 Como siempre me digo, déjeme mi barriga quieta, que no le estorba a nadie y menos a mí.

 Y realmente cuál sirve? Si sirven de algo? Cuando el médico me manda al nutriólogo, hasta ahí llega mi impulso, sigo comiendo según mi presupuesto, según mis gustos, según mi antojo, porque para mí no es lo de la dieta, esa me la fija el restaurante y el hambre. 

—Si a mí me dijeran que estoy enfermo como Dax, me gustaría que alguien me ayudara a salir rápido del trance. Los médicos a veces son increíblemente crueles. Cuando llega lo inevitable deberían ser más humanos y tener una mejor idea de lo que es el sufrimiento.[7]


Tomado de Facebook
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[1] también denominada dieta paleolítica, está basada en la forma en cómo se alimentaban nuestros antepasados más primitivos. Sí, en esta dieta los alimentos principales son carne, pescado, huevos, verduras, hortalizas, frutas, semillas, flores y brotes.

[2] Otra palabreja rimbombante, por no decir que es desintoxicante.

[3] Enfoques Alimenticios para Detener la Hipertensión. Quién se lo iba a imaginar, no basta con que sea baja en sal?

[4] Se denomina dieta cetogénica (DC) a aquella rica en grasa y pobre en proteínas y carbohidratos. Está diseñada para remedar los cambios bioquímicos asociados con el ayuno. 

[5] se basa en alcanzar el equilibrio hormonal, que permite, según su creador, quemar las grasas de forma más rápida, ser libre frente al hambre y evitar la inflamación celular.

[6] es un popular plan de alimentación con bajo contenido de hidratos de carbono creado en la década de 1960 por el cardiólogo Robert C. Atkins. Esta dieta limita la cantidad de hidratos de carbono y se centra en los alimentos con aporte de proteínas y grasa.

[7] El hombre que amaba los perros. Leonardo Padura.


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