Estamos
confiando demasiado en la tecnología y no prevemos un plan B sin que ella
intervenga, internet incluido.
Ya
casi todo es tecológico y automatizado y conforme a las expectativas que se
tienen, pronto todo será manejado de esa manera. Bastará una orden o un
reconocimiento facial para abrir la puerta, poner el desayuno, apagar las luces
y todas esas cosas que se ven en las películas futuristas -que ya no nos asombran-,
todo ello pronto se verá.
Confiamos
en la tecnología y en el internet ciegamente, como la fe de un seminarista.
Ya
no consideramos la necesidad de un plan B o uno alternativo en caso de que algo
suceda, porque estamos casi seguros de que nada va a pasar o al menos eso
esperamos, hemos desbocado nuestra fe en esa seguridad que puede que no sea tan
mala, pero brujas hay.
Somos
confiados, tal vez demasiado.
Recuerdo
que hace cuarenta años que para conectar el gas en la casa decían que el gas
jamás se iba a acabar. Y hoy, cuarenta años después, ya estamos buscando en
dónde comprar gas. Por las riquezas hídricas de este país teníamos agua hasta
el fin del mundo y nos vemos ahora en plan de ahorro porque la verdad de antaño
ya hoy no la es. Y así podría seguir con muchos ejemplos pero y el plan B de
ahora? Como que será mejor dejar el problema para la siguiente generación,
supongo.
El
raciocinio que me hice es muy simple, simplista dirá alguien. Sin agua, no hay
luz, sin luz no hay internet ni tecnología que valga (y eso sin pensar en las
constantes ráfagas solares que ahora suceden y que de cualquier manera afectan
al planeta).
Que
soy ave de mal agüero, lo sé, pero hay cosas que suceden y parece que pasan
desapercibidas o son de poca monta, Como por ejemplo, me pasó hace algunos días
al ir a reclamar la droga mensual, resultó que el sistema estaba caído y no se
sabía cuándo volvería. Olímpica respuesta. Y nos hemos acostumbrado y ya no
decimos nada, ni perdemos el tiempo quejándonos, el problema no es uno que
pueda solucionar el cajero, nos conformamos, sabemos que no hay plan B, aunque
para ellos el plan B es volver a conectar el sistema, pues toca volver otro
día, rezando para que haya sistema y no se pierda el viaje, en una palabra, no
podemos hacer nada, fuera de insultarlos, mental o verbalmente.
Ya
veremos qué pasa ante la ausencia del plan B. La humanidad se congelará? Ya
veremos.
Siempre queda algo por decir cuando ya no queda
tiempo para decirlo.
Tomado de Facebook
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