Pero los dioses a menudo
castigan al hombre concediéndole la realización de todos sus deseos.(1)
Vi un
concurso de la DW(2),
por el cambio de imagen de su programa Euromaxx (3),
en el que para participar había que seleccionar una de las siguientes
alternativas:
Me gustaría renovar
por completo mi vivienda.
Me gustaría dar un giro a mi vida profesional.
Me gustaría hacer el viaje de mis sueños.
Me gustaría cambiar de imagen.
Me gustaría…
Me gustaría dar un giro a mi vida profesional.
Me gustaría hacer el viaje de mis sueños.
Me gustaría cambiar de imagen.
Me gustaría…
Leí una a
una las posibilidades planteadas y las fui descartando casi de inmediato, no sé
si debido a mi edad, a mis pocas exigencias, a mis pocas necesidades, a mis
pocos deseos y quedó la última opción que decía: Me gustaría…
Y ésta me
quedó sonando por lo que se me ocurrió dar la respuesta que adelante
transcribo, entendido que lo hice sin ánimo de polemizar, de ridiculizar, de
obstaculizar, ni de ningún tipo diferente al de sincerarme, como creo que debe
ser cada vez que se le presentan a uno alternativas serias.
Como
dije, dije: La pregunta lo coge a uno
desprevenido, que me gustaría? No tengo ni idea, me gustaría saber qué me
gustaría, sin pretender demeritar las preguntas formuladas, todas ellas
válidas, pero en mi caso, no sé qué me gustaría; el tener lo que me gustaría?
la conformidad de no preguntarme, de no cuestionar, de seguir la vida sin mayor
fórmula de cuestionamiento? Entonces, me gustaría saber qué me gustaría.
Preguntas
así formuladas, sin la última opción tendría rápida respuesta, como aquella que
nunca me abandona y que sé nunca llegará: ganarme el Baloto. Pero éstas, hechas
dentro de un ámbito serio, no era precisamente la que debía darse. Si llego a
ganar, les aviso, no lo del Baloto sino la de la encuesta de DW, porque si se da la otra, como
dice un hermano, cuando me gane el Baloto no vuelven a saber de mí.
Si uno
siguiera las enseñanzas de Coelho, de Antony De Mello o de Walter Mercado, debería
limitarme a enviar el mensaje mental a las profundidades del universo para que
él se encargue de resolver el pedido, a su debido tiempo; entonces sí, la
respuesta mía es que me gustaría ganarme el Baloto, pero el universo responderá
que a su debido tiempo, que no es el mío entiendo, él se encargará de atender
mi deseo, pero como es a su debido tiempo me he preguntado si hay otra vida y
si al volver a retomarla existirá el Baloto? porque al parecer su debido tiempo
no coincide con el mío. La cuestión sencillamente es que me encantaría que
fuera en esta vida, en este tiempo y antes de morirme, bueno, antes de estar
enfermo de viejo.
Toda esta
reflexión, innecesaria diría yo, hace pensar que la vida pareciera estar diseñada
para el me gustaría… ante la
imposibilidad del tenerlo o al tenerlo, ante la posibilidad de otro me gustaría… alguien dirá que de eso se
trata la vida: de retos y que una vez logrado uno, se debe desear el siguiente
y el siguiente y el siguiente, sin fin o hasta que se muera, lo que ocurra
primero.
Otros más
simplistas dirán: como todo lo tengo, nada necesito y como no necesito nada,
todo lo tengo.
Amén o
simplemente: siga con sus sueños. Lo que ocurra primero! Pero sigo
preguntándome qué me gustaría.
Hay dos tragedias en la
vida: una consiste en no lograr lo que más se desea, la otra, en lograrlo. (4)
Foto: JHB (D.R.A.)
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