miércoles, 28 de junio de 2017

¿Qué no es necesario enseñar hoy día en la escuela? (I)

Inicia el artículo cuyo título me apropio para este blog, diciendo: Es por eso que en estas notas responderemos a la pregunta: ¿qué podría dejar de enseñarse en la escuela sin que los niños y jóvenes tuvieran problema en su vida futura? Antes de responder, sería importante que usted como lector reflexionara sobre qué de lo que aprendió en la escuela, nunca volvió a necesitar en su vida. ¿Qué de ello fue claramente impertinente aprender? Es muy probable que la mayoría de contenidos que estudió, fueron olvidados con el paso del tiempo.(1)

Una primera lectura hizo estallido en mi cerebro pensando: Ah! Ahora quieren dejar de enseñar… y entonces, cómo ha de ser el hombre del futuro? Lo que llamamos cultura a dónde se va? Una persona culta… y cosas así.

Pero me detuve al retrotraerme a mi lejano pasado: mi niñez y mediana juventud. Mi proclividad a las matemáticas no fue muy notoria, pero pasaba raspando; en otras áreas era más afortunado. Entonces también recordé que en varias oportunidades me pregunté: en dónde está todo el álgebra, el cálculo, la trigonometría, aún la física y la química que tantos dolores de cabeza me dieron en su momento? No soy matemático y sólo me he podido imaginar a todos esos genios pensando en función del número, pero pare de contar.

Me gustaba el tema de las humanidades y recitaba bien acaeceres históricos y geográficos; la literatura la iba bien conmigo, siempre y cuando fuera yo el que la eligiera, no la que me impusieran –tal vez por eso fui reacio a leer el boom latinoamericano y los demasiado clásicos, por eso me excusaré de no haber leído a Shakespeare ni a los Cien años de soledad, aunque me empezó a gustar García Márquez luego que escribió el Otoño del patriarca, cuestión de gustos. Nada de Sábato, ni de Cortazar, Fuentes, aunque un tantico de Vargas Llosa reconozco-.

A partir de la lectura conocí un poco más de filosofía, religión –aún era bueno recitando el listado de santos jesuitas, papado y otros menesteres-. En una palabra todo lo que no tuviera relación directa con el pensamiento matemático, el que creo me fue negado o como diría mi papá, al que no le puse atención, a pesar de su exigencia.

Pero bueno, según el artículo Las matemáticas que se requieren a lo largo de la vida se aprenden en la primaria. De resto, es prácticamente nulo lo que queda y se usa con frecuencia. El extremo de impertinencia llega al estar calculando derivadas e integrales que más del 99.9% de los mortales nunca en su vida volvemos a utilizar. (…)En Lenguaje pasa algo similar. La mayor parte del tiempo escolar se desperdicia estudiando gramática, ortografía y una literatura descontextualizada. Sin embargo, pareciera que no nos damos cuenta de que la mitad de los jóvenes no puede inferir en las ideas que subyacen en una noticia deportiva de tan sólo un párrafo de extensión. (…) En Ciencias Naturales perdemos un tiempo muy extenso estudiando la tabla periódica, los símbolos químicos y los pesos atómicos; algo por completo impertinente en la era de Google e Internet. Es un tiempo totalmente desaprovechado en trivialidades, que a lo sumo nos sirve para responder exámenes del profesor de química y para resolver crucigramas. (…)En Ciencias Sociales no alcanza el tiempo para conocer la multiplicidad de nombres de accidentes geográficos de los diversos contextos regionales, nacionales e internacionales. Tampoco para intentar recordar presidentes, batallas o periodos históricos. (…) Sin ninguna duda, la educación requiere una revolución muchísimo más estructural de lo que piensan la mayoría de los ciudadanos.

A pesar de mi resistencia, tiene razón el articulista. Un ejemplo, en mis tiempos de incomprensión, es decir en los últimos años de bachillerato que terminé en un colegio a donde íbamos a dar… esos mismos. Regentado por Tito Tulio Roa (Gimnasio Boyacá, diferente al otro), de quien luego supe era un reconocido pedagogo de la época. En alguna oportunidad en una izada de bandera –los que no sepan que era eso, pueden buscarlo en internet, para ver si lo encuentran y si no lo encuentran, no existió, reza el dicho-. Allí Don Tito hizo un reconocimiento a un muchacho -cuyo nombre no recuerdo-, por algún escrito que había hecho –no sé si cuento, poema o lo que fuera, al parecer perfecto- y señaló que, si la memoria no me falla, había situaciones en la vida en que una persona era buena para una determinada materia y para otras –aludiendo a las matemáticas- no lo era, pero que hacía el reconocimiento público a ese estudiante porque debería sobresalir en el arte de las letras. No sé qué fue de él.

Y es así, algunos tenemos desarrollada la psicomotrocidad fina o la gruesa, cosa que en nuestra época no era importante y es más, debíamos ser derechos, se perseguía a los zurdos. Unos eran buenos para recitar y otros para cantar, unos calculando y otros pensando, pero a todos nos trataron iguales y nos exigieron lo mismo. Por eso tuvimos que aprender de todo.

Bueno o no el sistema, se puede preguntar hoy qué tanto se debe aprender en el colegio. El conocimiento se cambió por la información y su homónimo, la distracción. Es más el tiempo que se pasa en distracción que en conocimiento, sea cual sea el que le guste al que sea.


Foto: JHB (D.R.A.)


[1] http://www.semana.com/educacion/articulo/julian-de-zubiria-que-es-necesario-ensenar-hoy-en-el-colegio/527540

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