viernes, 8 de marzo de 2019

IMPERTINENTES INTERRUPCIONES


Ya uno no está libre de interrupciones y de lo más impertinentes. Sé que los mensajes de celular no paran, así tratemos de bloquearlos, por más intentos morimos de cansancio. Pero el teléfono fijo se ha contagiado. Estaba tranquilo leyendo cuando suena el teléfono y contesto. Una voz artificial me informa que es del Banco AVVillas, en el cual no tengo cuenta contacto alguno, me limito a colgar, yo con robots no hablo, así lo haya intentado cuando tengo que hacer alguna queja, en la que precisamente ponen un robot para evitar mi queja. Pero me lo venden así diciendo que es un avance tecnológico para estar más cerca de su cliente. (Calmate, Juan, calmate…)

De dónde diablos sacaron la información? Teóricamente cuando la suministro en los bancos con los que tengo alguna relación, al firmar mantenemos una cierta confidencialidad que al parece aplica para mí, mas no para ellos.

Luego llaman anunciándose de gas natural recordándome que tengo que hacer una inspección que ya formalmente hice. O de la Energía para ofrecerme computadores financiados a los que les he dicho mil veces que no estoy interesado. Y me sigo preguntando de dónde diablos sacaron la información?

Y para colmo de males ahora recibo llamadas celestiales. Sí, así como se oye. Amablemente empiezan y a mitad de camino ya van preguntando si Dios habló conmigo, que si tengo un minuto para Dios y todas esas imbecilidades que se inventan para crearme el sentimiento de culpa y terminar oyéndoles cuanta barbaridad religiosa es posible. Afortunadamente alguien me enseñó que dijera que era musulmán y Testigos de Jehová, protestantes, católicos y demás ralea salen huyen con más miedo que si dijera que soy fanático de Satán. No sé por qué, pero son cosas de fanáticos, uno nunca los entenderá. Y sigo preguntándome, de dónde diablos sacaron la información? Seguro no fue el Diablo el que les dijo, o irónicamente sí? Uno nunca sabe.

En fin, estamos tan fichados que ya uno no está seguro de que no lo estén filmando mientras orina. Por eso sigo preguntándome si la información es confidencial, porque quienes la tienen la venden al mejor postor? Y sigo preguntándome, a sabiendas, de dónde diablos sacan la información que tienen de mí? (Pues de usté mismo, me oigo replicar, cada vez que llena un formulario y deja una fotocopia de su cédula, de dónde más?). El problema es que son impertinentes, inoportunos y molestos con esas interrupciones que lo único que logran hacer es generar malestar contra la misma empresa que representan, así sean fanáticos religiosos.

Amén.

—¿Por qué creemos que vivimos nuestras vidas —dije, al fin—, cuando son nuestras vidas las que nos viven a nosotros?(1)

Óleo sobre papel con espátula. JHB (D.R.A.)


(1) Matilde Asensi. El último Catón.

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