Juan
Manuel Ospina en un artículo hablando de la paz decía, no sin razón: aunque muchos colombianos miren todo este
lío desde una distancia prudente cuando no con indiferencia, pues consideran y
sienten que sus problemas son de inseguridad cotidiana, de empleo e ingresos,
de las próximas vacaciones...(1) el
proyecto de paz se vuelve añicos.
Sin
vergüenza alguna he de confesar que efectivamente ese proceso lo he venido viendo
en la distancia, si se quiere de la lejanía, porque naturalmente, con el paso
de los años he venido sintiendo que mi preocupación fundamental he de ser yo
mismo. Hace muchos años dejé de oír noticias porque en alguna oportunidad
notaba que laboralmente me bajaba la nota si oía noticias, generalmente no muy
buenas, durante el trayecto al trabajo. Todas noticias de sangre, de envidias,
de corrupción, de política y muy pocas que le ayudaran a uno a pensar que el
país fuera bueno o al menos que tenía arreglo. Mejoró mi vida mental al apartarme
de todos esos noticieros; con la realidad me bastaba.
Sigo
viendo en la distancia, no en la prudente distancia, sino hacia el horizonte
todo lo que acontece en este país, en este mundo. Y sí, si se quiere, la veo
con indiferencia, para algunos con intolerable indiferencia; para otros, que no
confiesan lo que he confesado, con indiferencia me miran, a sabiendas que
también lo han confesado, pero como el asunto no es de disculparse o no, ni de
que le apoyen a uno o no, simplemente debo reconocerme, no ante ustedes, sino
ante mí que efectivamente el manejo político que le están dando a la cacareada
paz va a ser un círculo vicioso que persistirá aún después de mi muerte;
entonces me pregunto, para qué preocuparme? Ya alguno habrá pensado en el poema
de Bertold Brecht y llegado el momento me tocará aceptar que ahora vienen por mí, pero es demasiado tarde.
Pero para mi propio consuelo, en el
tema yo no opino y mi opinión ni es válida ni será tenida en cuenta, yo tampoco
existo para estos efectos de decidir sobre la situación actual, ni futura,
agregaría, por lo tanto, para qué me angustio?
Pero al llegar a este punto
tengo que hacer un paréntesis para tratar de la palabra más traicionada, más
ofendida y más violada del mundo. La palabra «paz». Así como de la palabra más
reverenciada, más halagada, más glorificada. La palabra «guerra».(2)
Óleo sobre papel, con espátula. JHB (D.R.A.) |
(1) Juan Manuel Ospina. ¿Sí
será que los acuerdos de La Habana se volverán trizas? https://www.elespectador.com/opinion/si-sera-que-los-acuerdos-de-la-habana-se-volveran-trizas-columna-844860
(2) Oriana Fallaci. La fuerza de la razón.
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