jueves, 14 de marzo de 2019

MENSAJES DE REDES SOCIALES


En redes sociales abundan los mensajes que de alguna manera invitan a la solidaridad. Nada más fijarse en tanto desaparecido, en personas incapacitadas que no aparecen, eso le lleva a uno a replicar el mensaje. Pero muchas veces, la gran mayoría no dan datos identificatorios de dónde, cómo, cuándo, a dónde comunicarse y eso hace que el mensaje pierda cualquier sentido.

El otro es el de la foto del taxi que de alguna manera actuó irresponsablemente o que con él se generó un atraco. Si desde que tengo alguna red social anotara todas las placas que me han dicho que no son recomendables, la lista sería larga. Sí claro, hay que ver la buena voluntad para que uno no caiga, pero me tocaría cada vez que paro un taxi preguntarle al tipo si está en la lista negra o sacarla y verificar uno a uno si es de los vetados por las redes. El mensaje pierde entonces todo sentido? Mejor cojo bus y me evito un desagradable contacto.

Y la otra, publicar las fotos de hampones cogidos en las calles. He visto no sé cuántos y uno en principio agradece el favor, pero la lista igualmente se hace larga y además, todas las caras de hampones y no hampones son las mismas y uno, con la retentiva que se carga, no recuerda en la mañana ni siquiera qué color de ropa se puso la pareja, cómo pretender tenerlos a todos en la mente? Uno ve gente normal que no malicia que es ladrona y a uno lo ven, supongo que de igual manera. Entonces lo que genera es la desconfianza, mutua, del visto y del que ve. Y me ha pasado varias veces, a pesar de ser un viejito bien arreglado, aunque no bien encarado, me miran con tal desconfianza que ese hecho de por sí genera un malestar, desagradable para el que sintiéndose honrado no es visto como tal. Entonces tiene sentido el mensaje?

Son las bobadas que me vivo preguntando, pero también me pregunto si viendo a Uribe, Petro y demás calaña, con los prontuarios que tienen, tan presentes que los tiene uno en la memoria, cómo la gente sigue creyendo en ellos? Entre más descrédito pareciera que el mensaje tiene otro sentido.

En una palabra, ya no sé qué pensar.

Como es bien sabido, la historia la escriben los vencedores y los vencedores, con el tiempo, adquieren el poder de obligarnos a creer lo que escribieron, de hacernos olvidar lo que no se escribió y de inducirnos a tener miedo de lo que jamás ocurrió. Todo para seguir ostentando el poder, sea poder religioso, poder político o poder económico. Da igual. A ellos, a los vencedores, deja de importarles la verdad y a nosotros, la gente, también. A partir de ese momento el pasado lo reescribimos entre todos, haciéndonos cómplices de aquellos que nos engañaron, nos asustaron y nos dominaron. Pero la historia no es inamovible, la historia no está escrita en piedra, no tiene una única versión ni una única interpretación aunque así nos lo hagan creer y, lo que es aún peor, aunque así nos lo hagan defender con nuestras vidas, nuestro fervor o nuestro dinero. De este modo aparecen las ortodoxias, las grandes verdades, pero también las guerras, los enfrentamientos y las divisiones. Y ahí es cuando nos han ganado para siempre.(1)


Óleo sobre papel, con espátula. JHB (D.R.A.)



(1) Matilde Asensi. El regreso de Catón.

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